El domingo 13 de noviembre, días después de que se filtrara una encuesta que el INE había hecho –y escondido desde abril– para medir la popularidad de la Reforma Electoral propuesta por el presidente López Obrador, se organizaron varias marchas en todo el país en contra de la misma.
Era también el cumpleaños número 69 del presidente y mientras él celebraba con su esposa, hijos y nietos, el antiobradorismo tomó las calles bajo el disfraz de la defensa a la democracia. Es imposible no ver el simbolismo de los organizadores al convocar a esta marcha el día del cumpleaños de quien ha sido su obstáculo político más grande desde el desafuero en 2005. Es imposible no sospechar de la hipocresía de la mayoría de los organizadores y líderes. La marcha fue encabezada por muchos de los más célebres criminales electorales del país como Vicente Fox, Roberto Madrazo o Margarita Zavala. También estuvieron al frente de este esfuerzo personajes profundamente antidemocráticos como Claudio X González, quien, entre otras cosas, ha amenazado con hacer listas negras de morenistas o, peor aún, Martín Moreno, que ha declarado que quemaría vivos en el Zócalo a los simpatizantes de Morena. En realidad, si su convicción fuese la democracia, todos ellos habrían estado en contra de la reforma que acabó con el IFE y le dio vida al INE, más aún, de los fraudes electorales de nuestra historia reciente –en especial el de 2006–, pero, por el contrario, algunos incluso fueron parte y beneficiarios de estos.
Vale la pena recordar que los líderes de la marcha de la “defensa de la democracia” fueron los mismos que desincentivaron y sabotearon las dos consultas populares que tuvimos en 2021 y 2022. ¿Cómo vamos a confiar en los convocantes que dicen defender la democracia, pero que tienen un historial –antiguo y reciente– que muestra justo lo opuesto?
Ahora bien, esto no significa que toda la marcha se conformara por personajes impresentables, sería un error político no ver que el aglomerado del domingo es mucho más amplio y complejo que sus líderes. Las motivaciones de los asistentes son diversas, pero tienen algo profundo que los une: el antiobradorismo. Sin embargo, existen matices en las motivaciones de los asistentes a la marcha que vale la pena identificar.
Además de los ya mencionados, considero que hay quienes simplemente asistieron porque son víctimas de la desinformación sobre la iniciativa de reforma. Muchos otros que lo único que los mueve es el odio por AMLO y sus simpatizantes. Pero existe otro grupo de personas que considero tiene motivaciones más complejas. Hubo gente en la marcha a quienes les interpela la articulación de un mensaje sobre la defensa de algo, porque les permite salir de esa posición discursiva incómoda donde los ha colocado AMLO todo su sexenio: ser una reacción a la 4T. Esta defensa de algo también les regresa a muchos de esos antiobradoristas la posibilidad de creer que son buenos ciudadanos[1] porque están contribuyendo a la defensa de algo; aunque esto no esté realmente en peligro, por lo menos no por la iniciativa de reforma. Es, en este caso, una militancia que satisface un deseo individual disfrazada de una lucha por derechos que, aunado a la animadversión por la 4T, logra movilizar a mucha gente.
En este sentido, quizá lo más positivo de la marcha es lo que el presidente conceptualizó hoy como striptease político. Por un lado, como ya mencionaba, se configura un frente antiobradorista que aglomera a la extrema derecha, la antigua clase política, gente que por clasismo y racismo está en contra del obradorismo, y cierto sector académico y de la sociedad civil que se identifica como progresista, pero detesta a la 4T. Por otro lado, esta marcha desnudó que, además de haber un total desconocimiento de lo que dice la reforma, las muestras de clasismo y racismo fueron bien recibidas y hasta alabadas por muchos. Es decir, en grandísima parte la justificación de la marcha se basó en desinformación sobre la reforma y un profundo odio a AMLO y sus simpatizantes. Por lo tanto, esta configuración abiertamente antiobradorista permite debatir en términos políticos más claros, pues al esconderse en el apartidismo ciudadano, pudieron cómodamente hacer política sin tener que asumir contradicciones y militancias que ahora, al marchar a un lado del calderonismo, del priismo más corrupto y de una ciudadanía politizada alrededor del desprecio por los pobres, tendrán que reconocer, lo cual es muy positivo para cualquier democracia.
Otra cuestión positiva de la marcha es que se está abriendo espacio para poder debatir de manera seria la propuesta. Es importante entonces desmentir algunas de las falsedades más recurrentes que fueron la justificación de muchos al marchar.
Consigna | Realidad |
“Se quiere acabar con el INE” o “el INEC se va a Gobernación”. | Falso. En ninguna parte de la iniciativa se propone acabar ni con el órgano electoral ni con su autonomía. Tampoco se propone que el INEC, la propuesta de transformación del INE, se vaya a la Secretaría de Gobernación. |
“La gente no entiende lo suficiente como para poder votar puestos técnicos”. | Este mismo argumento se usaba en el pasado para que las mujeres no votaran. Además, es falso que los puestos de los consejeros y magistrados sean meramente técnicos, son mucho más políticos que técnicos. |
“El presidente quiere poner a los consejeros y magistrados”. | Falso. El sexto punto de la exposición de motivos propone la elección de autoridades electorales (consejeros y magistrados) por voto popular de una lista enviada por los tres poderes de la Unión (20 candidatos por cada poder). |
“Reducir el número de legisladores para que todos los que queden sean de Morena”. | Falso. Se propone un método de listas de candidatos/as postulados por los partidos (garantizando paridad de género) donde la gente vota por el partido y entra el número de diputados y senadores que le corresponda a cada partido basado en el porcentaje obtenido en la votación. Esto garantiza una representación mucho más pura que el sistema actual, pues en el sistema actual si, por ejemplo, el candidato de Morena saca el 51% de los votos, se queda con la curul, mientras que, en el sistema propuesto, si Morena saca el 51% de los votos, tendrá el 51% de los escaños, pero el otro 49% será representado. |
“Le quieren quitar lo ciudadano al INE”. | Falso. La parte de la organización de las elecciones donde participa la gente no se modificaría con la reforma. |
“La reforma nos quiere quitar el derecho de votar por quien queremos”. | Esto es falso y sería imposible con esta reforma. El voto es un derecho constitucional protegido por el Artículo 4 de la CPEUM. |
“La reforma es para que AMLO se quede en el poder”. | Esto es falso y también sería imposible con esta reforma. La no reelección está explícitamente estipulada en el artículo 83 de la CPEUM. |
“Morena no le quiere cambiar ni una coma a la reforma”. | De hecho, los y las diputadas de Morena han declarado que están abiertas a que se incorporen ideas de otros partidos para fortalecerla. |
“Si se reduce el presupuesto del INE, desaparece la democracia”. | En este argumento no se han explicado dos cosas muy importantes: a) ¿por qué en otros países sí hay democracia y no se gasta tanto como en México? Y b) ¿No es preocupante que en tantos años no se haya construido una institución y una cultura democrática suficientemente sólida que pudiera ajustarse a recortes presupuestales como lo han hecho muchas otras instituciones bajo la ley de austeridad? Es decir, bajo este argumento lo que se está diciendo es que la democracia mexicana recae únicamente en tener uno de los presupuestos más oneroso del mundo. |
En conclusión, vale la pena recordar que tanto el aglomerado antiobradorista como la difusión de la marcha son producto de la estrategia política del presidente. Julia Álvarez-Icaza apunta acertadamente que, si el presidente no hubiera difundido la marcha con tanta insistencia durante las últimas tres semanas, probablemente no hubiera sido multitudinaria. Lo anterior le sirve al presidente para tres cosas: lo primero, como ya mencioné, para poder debatir de manera clara dos proyectos de nación distintos y contrapuestos. Lo segundo, para que se pueda debatir a fondo su iniciativa a la que se le había impuesto un cerco mediático y legislativo desde abril. Y lo tercero, para buscar la unidad interna en Morena. Esto no sólo porque pone enfrente la peligrosidad del adversario, sino porque además hace más costosa la traición, pues esto implica que no puede irse a una tercera vía, sino directo al antiobradorismo.
[1] Vale la pena leer el texto de Ana Francis Mor donde profundiza en este tema: https://sentidocomunmx.com/la-etiqueta-de-portarse-bien/