Wakanda Forever: la verdad del discurso importa

Columnas Plebeyas

Las caras pesan, eso queda claro en el primer instante de Black Panther 2: la sensación por la ausencia de Chadwick Boseman es tal que la película se sabe sin héroe, por ello le toca construir uno nuevo. ¡Y vaya forma de construcción tan mediocre!

Disney tiene años usando temáticas que atañen y preocupan al mundo globalizado a manera de escudo anticríticas más que como discursos en los que realmente cree. El tan endeble tratamiento que le dan a Shuri (nueva heroína y personaje representado por Letitia Michelle Wright) para mostrarnos su ascenso al trono de Black Panther me hace pensar mal. ¿A qué me refiero? Pareciera que Disney cree tan poco en los discursos que utiliza que ni siquiera se toma la molestia de crear un arco decente para la dignificación de una heroína, tratamiento que por supuesto recibieron personajes como Capitán América o Iron Man.

Y es que Disney tiene ya muchas películas a cuestas en las que sus caras femeninas llegan a lo más alto como por arte de magia. A diferencia de hermosos personajes como los que nos propone Jane Austin en sus novelas, complejos como la Mare Sheehan de la serie de HBO Mare of Easttown, o voluntariosos y potentes como The Boss en el videojuego Metal Gear Solid 3, esta multinacional del cine pareciera que siente flojera por sus propias heroínas, como que no quiere perder mucho tiempo tomándolas en serio. ¿Y por qué hacer esto? Sencillo, aparte de sentir el derecho de censurar a quienes arremeten contra ellos, Disney, les funciona también para vender tickets, al fin y al cabo están apoyando los discursos actuales, ¿o no?

No sería la primera vez que Disney utiliza de forma ruin algunos discursos para engañarnos y hacer que nos traguemos exactamente lo contrario, sí, te estoy hablando a ti, She Hulk, y es que la serie de esta abogada aglomera todos los valores más horribles del machismo y en lugar de exponerlos los usa para decirte qué es el feminismo.

¿Y cómo nos engaña en esta ocasión? Nos propone temáticas como el anticolonialismo, antirracismo, feminismo, la lucha por la dignidad de un pueblo, etcétera, para consumar la industrialización del cine, esa que propicia y expande aquello en lo que todos estamos de acuerdo que debe parar: el capitalismo voraz que se traga todo cuanto alcanza.

Volviendo a Black Panther, y como mencioné al inicio, las caras pesan. Y así como tú y yo, Disney se dio cuenta inmediatamente de que el actor mexicano Tenoch Huerta tenía el peso suficiente para ser no sólo la temática principal de la película, sino la cara de Wakanda Forever frente al mundo. ¡Y qué bien lo hace! Cada que Tenoch aparece, se siente; el peso de un actor frente a la pantalla jamás será casualidad, el señor Huerta es el gran ganador de toda esta película. Incluso, en ocasiones su personaje Namor pareciera la representación de sus luchas sociales, y el actor aprovecha cada instante tanto en la película como fuera de ella para seguir impulsando su batalla por la dignificación de las minorías a las que apoya, una lucha que, a diferencia de Disney, se siente genuina.

La película no ofrece mucho, sólo el entretenimiento que Disney sabe suficiente para seguir sumando “éxitos” de taquilla a cuestas. Pero, paradójicamente, la cinta misma es lo que menos importa en este filme, lo que más importa es saber que… la verdad del discurso importa.

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