Entre cámaras y la oscuridad de la noche se escucha a la alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, con un tono alterado gritando desde las escaleras de sus oficinas. “¡Porque yo me voy a comer la Ciudad de México!”. Y en seguida pregunta a los trabajadores que estaban expectantes de su reacción. “¿A qué venimos?”. A lo que contestan: “¡a trabajar!”. Y la alcaldesa manifiesta: “¿A quién le vamos a partir su madre?”, y casi al unísono responden: “¡A Claudia!”. Y sin ningún remordimiento les pide que se vayan, en el fondo aún se alcanza a escuchar una voz que grita como de rebote: “¡que chingue a su madre!”.
Siendo casi media noche, la alcaldesa ordena a sus trabajadores (a quienes les manifiesto mi sincera solidaridad): “¡Se me suben todos y nos vamos a trabajar, pero ya!”, y así termina uno más de los varios episodios de la noche triste del jueves 26 de enero del 2023.
Y cuando digo la noche triste no sólo me refiero a que, producto de una denuncia anónima, posiblemente se haya descubierto en flagrancia a la alcaldesa cometiendo un ilícito, con lo que esto pueda significar para su trayectoria política y la posible cita que tenga con la justicia: es una noche triste no sólo para ella, sino para quienes enarbolamos el noble oficio de hacer política, para quienes creemos que no hay actividad más loable y honorable que ser feliz sirviendo a los demás, quienes creemos que la política es una forma de participar de la vida pública para mejorar las condiciones de vida de nuestras comunidades, para conquistar derechos y garantizarlos, para que las mujeres tengamos una vida libre de violencia, para que los niños tengan garantizado su derecho a la educación, para que los adultos mayores puedan vivir una vejez tranquila, para que no haya una sola persona cuya limitante para acceder a un buen servicio de salud sea el dinero.
Escenas como las que todos vimos la noche del jueves 26 de enero en la clcaldía Cuauhtémoc, además de vergonzosas y posibles constituyentes de ilícitos, son también muy perjudiciales para la profesión que la alcaldesa dice profesar. Recordemos además que estas actitudes y acciones de Cuevas no son aisladas, a su historial se suman las famosas pelotas con billetes pegados que lanzó desde balcón a sus seguidores, a los que por cierto premió porque inventaron una feria para evitar que se hiciera un evento en su contra; el show de Hollywood con derroches y excesos, alfombra roja, lujos y liberación de mariposas vivas para su toma de protesta; el retiro de rótulos en nombre del “orden y la disciplina”, el culto al ego que todos vemos en su oficina donde hay fotos de ella por todos lados, los muchísimos regalos de cumpleaños que recibió desproporcionadamente y que hacen pensar que no los adquirió porque tenga muchos afectos, sino por el cargo que desempeña.
Con sus actitudes, no sólo pierde ella, no sólo pierde un partido político, no sólo pierde una persona, ni siquiera sólo pierde una demarcación, ni unos pobres vecinos, perdemos todos. Perdemos años de establecer acuerdos comunes sobre lo que es, tal cual, “políticamente correcto y lo que no lo es”, retrocedemos evolutivamente sobre el sentido común del quehacer político. Sudor y lágrimas nos ha costado generar acuerdos implícitos y explícitos sobre lo que significa hacer política; por lo menos hemos generado acuerdos sobre el reproche si no jurídico, moral que actitudes así generan. Y este tipo de acciones con tal descaro no lo veíamos desde hace tiempo por lo menos en la Ciudad de México.
Y con este tipo de acciones perdemos todos.
A propósito de la noche triste de Sandra Cuevas, a la mañana siguiente me levanté tarareando la canción “Ruido”, de Joaquín Sabina, porque ruido, ruido ensordecedor, ruido molesto, ruido al final es lo que hace esa mujer, hubo tanto ruido que al final llegó el final, mucho, mucho ruido, tanto, tanto ruido, ruido en las cuevas, tanto ruido y al final por fin el fin, y con tanto ruido no oyó el ruido del mar, ruido de tenazas, ruido de tijeras, ruido de escaleras que se acaban de bajar, ruido de amenazas, ruido desde la Cuauhtémoc, ruido de escorpiones, ruido de abogados, ruido compartido, ruido envenenado, ruido años perdidos, ruido viejas fotos, ruido de cristales, ruido mentiroso, ruido escandaloso, demasiado ruido, ruido acomplejado, desgastado ruido, ruido del pasado, ruido tan oscuro, puro y duro ruido, ruido enloquecido, ruido enloquecido, ruido intolerable, ruido sin sentido, ruido de arañazos, ruido, ruido, ruido.