El sábado 7 de enero ocurrió un grave accidente en la línea 3 del metro de la Ciudad de México, en el tramo entre las estaciones de La Raza y Potrero, que causó la muerte de la joven Yaretzi Adriana Hernández Fragoso, así como lesiones de diversa índole a 106 personas.
Esa es la noticia importante, ese es el tema principal: tras un grave accidente en un transporte público de la capital mexicana, 106 personas fueron lesionadas y una perdió la vida. Lo repito porque los dos últimos días han demostrado que hacerlo es necesario.
Como ha sucedido prácticamente en cualquier circunstancia adversa, diversos representantes de la derecha expresaron mensajes de odio —porque es imposible calificarlos de otra forma— en contra de la jefa de gobierno de la ciudad, Claudia Sheinbaum, y de su administración, responsabilizándola directamente del percance, como si tal suceso hubiera sido una instrucción política y no lo que fue: un terrible accidente.
En redes sociales vociferaron que el metro cada vez tiene menos presupuesto y que ese era el claro motivo del accidente, afirmaron la negligencia de la jefa de gobierno derivada de tal reducción presupuestal y se regodearon —sí, tras un accidente— por tener un motivo más para atacar nuevamente al gobierno de la ciudad.
Nada ha dicho la oposición sobre el aumento de 857 millones de pesos al presupuesto del metro del año pasado a este, y mucho menos mencionan que el incremento presupuestal comparado con 2021 es del 25.5 por ciento. Tampoco dicen nada sobre la inversión histórica para cambiar la estructura de energía de ese transporte mediante el proyecto Metro Energía, que cuenta con un presupuesto de 4 mil 500 millones de pesos, ni mencionaron la creación de la subestación eléctrica de alta tensión Buen Tono, ni mencionaron la compra de transformadores nuevos, o las 17 subestaciones rectificadoras; mucho menos hablan sobre la renovación de la línea 1, que con 37 mil 374 millones de pesos realizará una reconfiguración total de la línea, que incluye el cambio total de vías, la actualización de pilotaje automático y la compra de 29 trenes nuevos.
A raíz del accidente, la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) realiza las indagatorias correspondientes, mientras que por parte del gobierno se ha asignado a una servidora pública por cada víctima, que será responsable de dar atención y seguimiento a las necesidades que surjan a raíz del accidente, lo cual incluye la indemnización correspondiente, así como el pago de todos y cada uno de los gastos hospitalarios y que devengan del caso.
Recordemos nuevamente lo importante: hay 106 personas lesionadas con diversos niveles de gravedad, así como una persona fallecida. Si son incapaces de dar importancia a lo verdaderamente importante, ¿cómo pueden asegurar que harán un mejor gobierno que los que hicieron el pasado?
La politización no es mala, participar de la vida política de nuestra ciudad es importante, pero politizar las tragedias sólo exhibe de cuerpo entero a quienes lucran con ella para —en este caso— tener beneficios electorales.
Respeto, así de sencillo.