Pacificación de Eurasia

Columnas Plebeyas

Eurasia comprende el territorio continental más grande en el mundo, pero también la zona en la cual Europa y Asia han entablado relaciones de cooperación y conflicto desde que sus respectivas civilizaciones y Estados entraron en contacto, hace ya varios siglos.

Hablando en términos de conflicto, existen dos procesos fundamentales que ha experimentado el área en los últimos años: por un lado, la confrontación indirecta en la segunda mitad del siglo XX entre Estados Unidos y sus aliados y la Unión Soviética. 

Durante este periodo, en Eurasia se buscó evitar a toda costa la diseminación del socialismo fuera de la región, en beneficio del capitalismo en su fase liberal-democrática. 

Por otro lado, al término de la Guerra Fría, en 1991, el gobierno estadounidense, en calidad de superpotencia mundial y para mantenerse en esa posición, desencadenó una nueva ola de conflictos, como las guerras de desintegración Yugoslava entre 1991 y 2002, las revoluciones de colores entre 2000 y 2005, la invasión a Irak en 2003 y la Primavera Árabe, iniciada en 2010, que generó dos conflictos, uno en Yemen y otro en Sira, desde 2014 y 2011, respectivamente.

Con el paso del tiempo, estas guerras han generado casi 1 millón de bajas civiles y militares, así como 10 millones de desplazamientos regionales y mundiales, sin embargo, para este primer tramo del 2023 hemos comenzado a observar esfuerzos nunca vistos por las partes directamente involucradas para llegar a acuerdos que resuelvan los conflictos, o al menos para que se tiendan canales de diálogo en lugar de continuar con las acciones bélicas.

De este modo, en Yemen el gobierno oficial, los rebeldes hutíes y patrocinadores externos, como Arabia Saudita e Irán, han comenzado negociaciones para concluir hostilidades, bajo el amparo diplomático de China.

Mientras que en Siria, el gobierno de Bashar al-Asad y Turquía como principal apoyo al bando rebelde, también han acordado de manera positiva asistir a una nueva ronda de negociaciones auspiciadas por Rusia.

En ambos casos las expectativas son muy altas y existe la posibilidad de que un acuerdo definitorio tarde en concretarse, pero de realizarse, de efectivamente ejecutarse en los campos de batalla, se podrá poner fin a toda una dinámica de decenios de inestabilidad en Medio Oriente como parte clave de Eurasia.

Y lo que es más importante aún, si la influencia de Rusia y China muestra ser suficiente para acabar tales enfrentamientos, junto con el más reciente en Ucrania, por la vía pacífica o militar, la hegemonía mundial estadounidense, o al menos la percepción que tienen de ella muchas naciones, se verá seriamente erosionada.

Por lo tanto, una de las claves para la verdadera emergencia de un nuevo orden internacional multipolar yace en la pacificación de Eurasia.

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