MC: Museo de Cera

Columnas Plebeyas

Si bien la mayoría de los análisis del segundo debate podrían centrarse en la postura presidencial de Claudia Sheinbaum o la infantil agresividad de Xóchitl, considero que también resulta relevante observar cómo cambió Jorge Álvarez Máynez en comparación con el primer encuentro.

En el primero, el abanderado de Movimiento Ciudadano se centró en golpear a Xóchitl y en hablar de ciertas propuestas; en el segundo no cambió el fondo, pero sí la forma, y comenzó a convocar ciertos símbolos asociados al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), incluso diciendo que su partido se había opuesto a los partidos Revolucionario Institutocional y Acción Nacional (el llamado PRIAN) antes de que Morena existiera. Como si, más allá de querer comer votos del lado de la oposición, se centrara también en ver cuántos puede arrancarle al oficialismo.

El argumento que presentó es tramposo y, si se lo piensa, encontramos cierta ironía a nivel histórico. Resulta que Dante Delgado, eterno dirigente de Convergencia-MC, llegó a ofrecerle el registro de su partido a Andrés Manuel López Obrador cuando Morena seguía siendo una asociación civil. Esa propuesta fue rechazada por el líder del movimiento, probablemente buscaba fundar el partido desde cero, no sólo para cerciorarse de tener unos cimientos sólidos construidos por el propio movimiento, sino para no heredar los problemas estructurales del partido de Delgado.

Desde 2018, Movimiento Ciudadano no ha hecho ningún esfuerzo explícito por acercarse al gobierno de Morena, esto porque descubrieron un nuevo nicho para explotar, sobre todo a partir del surgimiento de Va x México. Máynez presentó una estrategia particular de su partido, que llevan pregonando un buen tiempo después de su rechazo a integrar el frente opositor: si bien parece que hay dos opciones, en realidad hay tres, sostienen, pues MC es la tercera vía entre la derecha del PAN y el “populismo” de Morena, lo que sea que lo último signifique. Este ha sido un discurso que les ha permitido crecer en el ámbito de la opinión pública.

Pero pensemos más allá del discurso de tercera vía y del experto equipo de márketing que tiene la escuadra naranja. ¿Cómo son sus candidatos? ¿De dónde los sacaron? Si hablamos estrictamente de la Ciudad de México, sus dos candidatas al senado provienen del PAN y del Partido de la Revolución Democrática (PRD), figuras que están lejos de ser de izquierda: Sandra Cuevas es una de las principales exponentes del protofascismo mexicano y Alejandra Barrales una sindicalista charra que supo hacer carrera en la política del sol azteca. Ambas comprendieron que el barco perredista se hunde irremediablemente, no tendrían cabida para continuar haciendo su carrera política y decidieron saltarse a la balsa naranja.

El candidato a jefe de gobierno de MC es Salomón Chertorivski, un perredista que brincó al calderonismo para implementar jugosos esquemas de corrupción dentro del sector salud, como el Seguro Popular. Después regresó al PRD para trabajar en el privatizador gobierno de Miguel Ángel Mancera en la capital del país. Cuando vio que no tenía más futuro el partido amarillo, brincó al naranja para convertirse en diputado plurinominal.

Finalmente, Máynez habla de las supuestas virtudes de su partido en los tiempos de la creación de Morena, olvidando que él era diputado local en Zacatecas por Nueva Alianza y el PRI. Su trayectoria en MC fue un poco más larga, pues se unió al partido en 2013 e hizo que acompañara a Dante en las aventuras de apoyar a Ricardo Anaya como candidato a la presidencia.

Y este esquema de reciclaje de personajes políticos es posible verlo en el accionar de ese partido en todo el país, con variaciones. Se trata de recuperar a un político descontento, pintarlo de naranja y perfumarlo con muy trabajadas campañas en redes sociales que se concentran en el voto de la población joven. Las propuestas del partido también están diseñadas para sonar atractivas por separado, pero no presentan un proyecto de nación como tal. La estrategia descrita parece estar dando frutos: la apuesta por la imagen y el márketing, y aparentar que tienen un programa de “tercera vía” los posiciona cerca de su ansiado objetivo de posicionarse como la tercera fuerza política a nivel nacional y ganar una buena fracción del voto joven.

Sin embargo, basta observar a los candidatos de MC, tan reciclados de la vieja política, y arreglados, con rostros tan estirados, para preguntarse si las siglas son por Movimiento Ciudadano o por el Museo de Cera. Un partido donde vemos vestigios del pasado con una muy bella imagen, pero que están completamente vacíos.

Compartir:
Cerrar