Malas y buenas ideas del “desarrollo” chiapaneco

Columnas Plebeyas

Al final del día, es probable que Xóchitl tuviera razón cuando dijo que era una mala idea poner una maquiladora en San Cristóbal de Las Casas. Pero no por las razones que expresó (ya sabemos que fue mala idea que ella recordara lo que pensaba respecto a las mujeres de Chiapas), sino porque maquilar productos en San Cristóbal destinados a distribuirse y venderse en Estados Unidos es una mala idea de por sí: los costos de transporte tanto de la materia prima como del producto terminado hacen imposible competir con otras plantas del centro y norte del país, salvo que se tratase de una empresa subvencionada por el Estado (como era el caso) o que redujera costos a partir de la sobreexplotación de sus empleadas (que estuvo cerca de ser el caso).

De por sí es mala idea asumir que lo que la gente necesita es lo que nosotros suponemos que la gente necesita. ¿Por qué no impulsar programas para que las mujeres indígenas, al igual que Xóchitl, estudien ingeniería como Xóchitl hizo? ¿Por qué no impulsar programas para que las mujeres indígenas sean empresarias como Xóchitl lo es? ¿Por qué no impulsar a las  mujeres indígenas que ya son ingenieras y empresarias a ocupar puestos públicos y desde ahí aprovechar para hacer negocios chuecos? (Bueno, eso último no hace falta impulsarlo, ya hay muchos ejemplos).

Igual y sería buena idea, antes de implementar cualquier nuevo programa, enfocarse en combatir la corrupción rampante que permite una y otra vez esa colusión entre empresarios voraces y políticos transas; que convierten toda buena idea en nuevas formas de saqueo. Ya después se puede pensar en la industrialización, pero no de manera aislada, sino como un todo que funcione por sí mismo sin necesidad de inyectar grandes sumas a un pozo sin fondo.

¿No sería una buena idea, antes de meter de manera forzada un parque industrial, mejorar el sistema de transporte público de todo Chiapas, implementar uno que reduzca los costos de traslado de las zonas rurales a las urbanas de manera segura y regular, que permita un flujo constante de trabajadores, comerciantes y productos del campo? Quizá, en una de esas, ese sistema de transporte público sea el eslabón que le hace falta a Sembrando Vida para ser un programa redondo, sustentable y funcional en su objetivo de construir mercados locales y no restringidos al autosustento.

¿No sería entonces una mejor idea ampliar y mejorar la oferta educativa para que las mujeres tengan nuevas y diferentes opciones? Estoy seguro de que muchas mujeres que se dedican a los textiles preferirían mil veces seis meses de capacitación en comercio electrónico enfocado al high end en lugar de seis meses de capacitación para el empaquetamiento de playeras genéricas.

Entonces… ¿no sería una buena idea empezar por combatir el rezago en conectividad? Chiapas es el estado con la más grande brecha digital de todo el país. Es algo que se debió hacer hace al menos cuatro sexenios, pero que no se ha conseguido. Quizá eso sería lo primero, un gran programa que no solamente garantice el acceso a internet, sino que incluya financiamiento para la adquisición de dispositivos móviles, junto con capacitación en habilidades básicas de navegación, todo ello bajo un enfoque de garantía de derechos.

Porque seguramente en los equipos de las candidatas presidenciales hay muchos asesores con ideas frescas y novedosas, quizá en uno de los dos equipos hay más ideas de nuevas formas de explotación laboral “culturalmente adecuadas” o tal vez mecanismos de transferencias más focalizados basados en fórmulas matemáticas muy bien elaboradas en algún cubículo de Ciudad Capital. Pero quizá, y a eso apuesto, en alguno de esos equipos alguien alzará la mano y dirá: “¿y si nos enfocamos primero en garantizar a las personas que habitan Chiapas los mismos derechos que se tienen en el resto del país?”.

Esperemos que a ese asesor, al contrario del meme, no lo arrojen por la ventana.

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