Después de que parecía haber quedado rezagada como opción de entretenimiento, ante el auge de las plataformas de streaming, Televisa ha recuperado presencia gracias a un reality, a una fórmula reciclada que había presentado hace más de veinte años: poner a personas a vivir en una casa mientras son grabados las veinticuatro horas del día. El éxito del programa, desde su primera edición en 2023, le ha permitido impulsar Vix, su plataforma de contenido en línea, convertirse en tema de conversación en la redes sociales y volver a tener cifras históricas de rating.
Ese logro comercial ha sido en gran parte debido a que el programa recurre a despertar el morbo de los televidentes y su reacción emocional ante los conflictos entre los participantes. Como parte de esta dinámica, Televisa, sin ética alguna (para sorpresa de nadie), ha permitido que se presenten situaciones de violencia hacia las mujeres, de estigmatización de la salud mental y de discriminación. Incluso la Secretaría de las Mujeres de la Ciudad de México emitió un comunicado condenando la violencia de género permitida en el show televisivo: “La violencia sistemática contra las mujeres en los medios y plataformas tecnológicas puede desencadenar una visión distorsionada de ellas, de nosotras, al aumentar el nivel de violencia, los discursos de odio, y acrecentar una información equivocada acerca de lo que significa ser mujer”.
Este tipo de discursos no debería tener cabida en la televisión mexicana, pues normaliza y trivializa ese tipo de agresiones, las transforma en un espectáculo. En la lucha por la audiencia, Televisa le apuesta a ofrecer al público contenido mediocre y soez. Lo único que le importa es tener anunciantes, olvidándose por completo de la responsabilidad social que tienen todos los medios de comunicación. Esto no es nada nuevo en la historia de la televisora, pero sin duda el triunfo de este programa representa un gran retroceso en la evolución de la sociedad mexicana hacia una mayor sensibilización y conciencia respecto a estos temas.
Según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el 70 por ciento de las mujeres ha experimentado algún tipo de violencia en su vida. De acuerdo con esta misma fuente, de 2015 a 2022 los feminicidios aumentaron 127 por ciento, escenario que se agrava aún más con la impunidad y corrupción que impera en el poder judicial.
Recientemente, por ejemplo, un juez liberó al autor intelectual del ataque con ácido que sufrió la saxofonista María Elena Ríos. Es en este contexto que la falta de ética, la irresponsabilidad y la avaricia de Televisa resultan mucho más condenables, pues no solamente está pasando por encima de los derechos de las audiencias, al ofrecer contenido contrario al respeto a la no discriminación y al respeto de la dignidad de las personas, sino que además está abonando a agravar aún más una problemática tan grave en este país, como lo es la violencia contra las mujeres.