2024, elecciones y guerras

Columnas Plebeyas

El panorama mundial del 2024 inicia desfavorablemente, pues dos conflictos pintan un horizonte incierto respecto al futuro desarrollo del año para la política internacional: Palestina y Ucrania.

Para el primer caso, la situación, lejos de disminuir y enfilarse por vías pacíficas y de negociación entre los actores directa e indirectamente involucrados, parece no vislumbrar la voluntad de encontrar otra alternativa que la vía militar, la cual ya ha comenzado a ocasionar, poco a poco, un efecto de magnificación regional, pues en otros países, comenzando por el Líbano, Irak e Irán, la guerra parece tocar a las puertas.

No obstante, y quizá lo más importante en términos globales, es el papel jugado por los rebeldes de Yemen, los hutíes de Ansarolá, quienes están determinados a forzar una resolución en el conflicto hacia el lado palestino por medio de ataques a barcos de carga en el mar Rojo, el estrecho de Bab el-Mandeb y el golfo de Adén, áreas clave para la ruta marítima comercial y energética entre oriente y occidente, y cuyos estragos económicos ya comienzan a hacerse sentir al menos en Europa.

Respecto a Ucrania, la fallida contraofensiva del verano del año pasado, ha empantanado al gobierno de Volodímir Zelenski ante la incapacidad de continuar el flujo de apoyo económico y militar de Estados Unidos y Europa por el inicio del conflicto en Gaza, un respaldo que de cortarse totalmente pondrá en serios aprietos al país para poder hacer frente a los diarios embates rusos, hasta el punto de hacerlo sufrir una derrota largamente aplazada.

Sin embargo, aquí entra el punto determinante para el devenir internacional respecto a estos problemas y muchos otros fenómenos internos y externos, ya que a lo largo del 2024 alrededor del 49% de la población mundial acudirá a las urnas para elegir nuevos representantes de sus respectivos poderes ejecutivo y legislativo, en algunos casos de manera simultánea. Es decir, en 70 países habrá comicios.

Lo anterior, para el caso de Estados Unidos, país que celebrará elecciones el 5 de noviembre, los resultados pueden alterar el curso mundial en gran medida, pues dos proyectos distintos se presentan al electorado. Por un lado, uno de continuidad desacreditada, encabezado por Joe Biden, que busca reelegirse; y por otro, uno de reorientación total en apariencia, liderado por Donald Trump, quien, a pesar de las estrategias oficiales y mediáticas de deslegitimación, posee buen margen de triunfo.

Adicionalmente, otros resultados que podemos esperar gravitan alrededor de la estabilidad continuada para el caso ruso, que busca mantener la era de Vladimir Putin y su ascenso geopolítico en el siglo XXI. Lo mismo aplica para el caso mexicano entre el proyecto de nación dirigido por Claudia Sheinbaum frente a su contrincante, Xóchitl Gálvez.

Algo es seguro: a partir de estos múltiples desenlaces electorales podrá analizarse el paso positivo o negativo de este año y de los subsecuentes.

Cerrar