Rosalía en el Zócalo: detrás de las críticas

Columnas Plebeyas

El Zócalo de la Ciudad de México ha sido el epicentro de la vida pública nacional desde que existe memoria. Desfiles, ceremonias oficiales, manifestaciones políticas, eventos deportivos y ferias de todo tipo son sólo una pequeña muestra de los eventos que han ocurrido en el principal espacio público de nuestra capital. Además, desde hace algunos años los conciertos públicos se han incorporado al calendario de actividades y lo han hecho con artistas que han dejado sin aliento a millones de personas. Esto como parte de una política cultural que busca llevar a las grandes masas aquello a lo que de otra manera jamás podrían acceder.  

Hace algunos días la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, anunció la presentación de Rosalía y esto desató muchas reacciones dentro de la sociedad. Por un lado, un grupo grande y mayoritario, compuesto principalmente por jóvenes, celebró la decisión de presentar a la Motomami de manera gratuita. Por otro, un grupo pequeñito y muy clasista que argumenta que este tipo de espectáculos debe terminar y el dinero invertido debe ser destinado al Instituto Nacional Electoral (INE), al sueldo de catedráticos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) o al metro. Y ojo, esto no significa que les interesen los servicios públicos o el transporte, si esto fuera así sabrían que el presupuesto del metro es el más alto en la historia de la capital del país y que hoy existen más estudiantes becados que nunca.   

Por más vacío de contenido que parezca, este argumento tiene un fondo que no debemos pasar por alto. Este pequeño grupo (muy presente en medios de comunicación y con alta resonancia en la opinión pública) piensa que si las personas más pobres de nuestra ciudad quieren consumir este tipo de espectáculos deben pagar por ello, excluyéndolos de manera total y contundente de la cultura pop del momento. 

Que no nos llame a sorpresa este tipo de comentarios porque no son nuevos y quienes los pronuncian son las mismas personas que en otras ocasiones se han opuesto a que en la educación y la salud se priorice a las personas más pobres. Tal parece que para personas como Chumel Torres o Denise Dresser el acceso a la cultura pertenece sólo a algunas cuantas personas. 

La reina del flamenco contemporáneo es la artista del momento, la que todos cantamos, la que todos tenemos en nuestras listas de reproducción y cuyas expresiones hemos introducido a nuestro lenguaje cotidiano para manifestar cualquier cosa.  

El concierto del 28 de abril promete ser una noche de travesuras, con altura, en la que disfrutaremos todo aquello que sólo podemos experimentar en un espacio público: 

A de amor.

B de bonito.

C de convivencia.

D de diversión.

E de empatía con quienes menos tienen.

F de festivales y conciertos.

G de gratuitos, gratuitos, gratuitos, gratuitos.

I de igualdad.

L de libertad y…

M de muchas gracias por acompañarme a otra entrega más para Sentido Común.

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