Por una ciencia (y técnica) al servicio de la patria

Columnas Plebeyas

Retomo el lema del Instituto Politécnico Nacional (IPN) porque es una institución que fue creada como parte de un proyecto político que tuvo como propósito hacer valer la soberanía nacional en diversos ámbitos: desde el control de los recursos naturales hasta la reducción de la dependencia de la ciencia y tecnología que teníamos de otros países. El fin de este proyecto político era apuntalar el desarrollo nacional y con ello mejorar la calidad de vida de la mayoría y no de unos cuantos. 

Escribo esta columna como una respuesta al libelo recientemente publicado por Antonio Lazcano intitulado Por una ciencia sin adjetivos, haciendo referencia seguramente a aquel panfleto de 1984 de Krauze en donde se desvive en loas a Miguel de la Madrid por su austeridad (risas grabadas) y perfila el advenimiento de la larga noche neoliberal. El libelo krauziano reduce la democracia al procedimiento puramente electoral, apostando por el bipartidismo prianista que intentó emular a los británico y estadounidense, como buen propagandista colonizado. Al Jeremías Neoliberal solamente le importa la forma, pero no el fondo: es decir, que la democracia deba servir para mejorar la calidad de vida de las personas haciendo valer no solamente sus derechos civiles y políticos, sino también los económicos, sociales, culturales y ambientales. Lazcano, por su parte, sin poder esbozar una crítica sustentada en datos y que no se base, paradójicamente, en puros adjetivos, atina al clavo, pero por las razones equivocadas, como el burro que tocó la flauta. Dice que al presidente Andrés Manuel López Obrador “lo que realmente le interesa es el control político de las instituciones nacionales, incluyendo el aparato científico”. ¡Faltaba más! Por supuesto que de eso se trata. Tienen el neoliberalismo tan introyectado que son incapaces de darse cuenta que las universidades y centros de investigación PÚBLICOS lo son en tanto que se financian con recursos PÚBLICOS provenientes de los impuestos que pagamos todos los ciudadanos, así como de la riqueza nacional. Y en su carácter de instituciones PÚBLICAS están sujetas al control político, pues es en ese ámbito donde los ciudadanos elegimos a nuestros representantes que se encargan de trasladar nuestras necesidades y preferencias en políticas PÚBLICAS. Es también en ese ámbito donde los servidores PÚBLICOS —porque eso son quienes trabajan en las instituciones PÚBLICAS, aunque algunos pseudoacadémicos crean que no es así— deben rendir cuentas por el uso de los recursos PÚBLICOS. 

Como ejemplo de la mal llamada ciencia creada durante el neoliberalismo realmente existente está aquel bodrio denominado Foro Consultivo Científico y Tecnológico A. C., que fue utilizado para privatizar cerca de 300 millones de pesos en siete años para su uso discrecional y fura de escrutinio PÚBLICO de su destino. Estos recursos fueron malgastados en viáticos, instalaciones, objetos y sueldos por encima y fuera de lo que el proceso político había autorizado.

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