Outsider: Eufemismo de la vergüenza  

Columnas Plebeyas

Ahora es el pan de cada día. Prenda usted la televisión, sintonice en el radio el programa de su elección o elija en internet la mesa de análisis de su preferencia. Muy probablemente escuche a los comentaristas de moda describir -casi con desesperación- a la senadora panista Xóchitl Gálvez, usando con solemnidad la palabra “outsider”.

Que Xóchitl Gálvez es una outsider, antisistema, que irrumpió en el panorama político mexicano, es quizá la afirmación más repetida en dichas tertulias, donde todos parecen estar de acuerdo.

El triunfo de Javier Milei en Argentina y el hecho de que desde 2019 a la fecha en Latinoamérica han ganado 18 elecciones los candidatos de oposición, como lo describe Gerardo L. Munck en “Claves electorales en América Latina en 2023”, parece haber encendido los ánimos de los opinólogos y entusiastas de la exjefa delegacional de la Miguel Hidalgo.

La afirmación, sin embargo, no parece muy espontanea. Más que un verdadero análisis, la repetición de la palabreja parece tener la intención de convencer, o como ellos mismos admiten, de “construir un relato”.

“No milito en ningún partido político, he sido una mujer franca, directa, disruptiva, porque más bien yo apoyo las causas en las que creo. (…) Yo soy una outsider, vine de fuera, no me vio venir nadie, ni el presidente”. – Declaró Xóchitl Gálvez en una rueda de prensa.

Hace más de cuatro meses, no obstante, el tres de julio de este año, para ser más precisos, López Obrador reveló en su mañanera: “Tengo toda la información de que él (Claudio X. González) llevó a cabo las consultas para que los represente a este grupo Xóchitl Gálvez. Hace como 15 días o un mes me enteré. Mis gargantas profundas”. – Ironizó.

Poco más de un mes después, el 31 de agosto, luego de un proceso por lo menos desaseado, en el que terminaron bajando a Beatriz Paredes, el Frente Amplio por México le dio la razón al presidente y anunció que Gálvez sería la abanderada del PRI, el PAN y el PRD en la elección presidencial del 2024.

¡Muy impredecibles no son! Por cierto, una semana después, el 10 de julio, López Obrador hizo otra revelación: “Son muy obvios, ya lo dije, predecibles. ¿Cuál es Taboada? ¿El de Benito Juárez? ¡Ese! ¡Ese es! Porque también estaba el de Miguel Hidalgo, pero no”. – Y así Obrador volvió a anticipar lo que el Frente Amplio anunció apenas el pasado 18 de noviembre, otra imposición que dejó fuera a Sandra Cuevas y a Adrián Rubalcava en su aspiración por gobernar la Ciudad de México.

¿Posee López Obrador el don de clarividencia? No, por supuesto que no. Contrario a lo que afirma Xóchitl Gálvez, de lejos se ve de dónde vienen. En su caso, del cumpleaños de Diego Fernández Cevallos, de comer codorniz a la vinagreta de orégano, pastel Sacher sobre natilla de vainilla y champagne con los expresidentes Carlos Salinas de Gortari y Felipe Calderón; con Luis Carlos Ugalde, el exconsejero del INE en 2006; con Eduardo Medina Mora, exministro de la SCJN o con el excardenal, Norberto Rivera Carrera, entre otros. ¿Antisistema dicen?

Y si tanta exquisitez les abrió el apetito, si les dio hambre de sed y todavía se preguntan con qué se come eso del outsider, vayamos a ello. A grandes rasgos, se les considera outsiders a quienes no forman parte del establishment o de la clase política. Son aquellos que nunca antes han ocupado un cargo público y en las elecciones concentran el voto de los electores insatisfechos con el statu quo y sus partidos políticos.

Sin embargo, Xóchitl Gálvez Ruiz fue directora general de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas durante el gobierno de Vicente Fox en 2003. Además, ocupó la jefatura delegacional de la Miguel Hidalgo en 2015 y fue senadora desde el primero de septiembre de 2018 hasta el pasado 20 de noviembre.

En su actividad legislativa, hasta julio del año en curso, de 35 decretos de reforma o de creación de leyes considerados como relevantes en el sexenio de López Obrador, Gálvez participó en 30 con 14 votos a favor, 15 votos en contra y una abstención. La mayoría de esos votos, en el mismo sentido que Acción Nacional.

Mientras el PAN votó a favor en 16 de estos asuntos, Xóchitl lo hizo en 14. Asimismo, su bancada votó 14 en contra y ella 15. Por otro lado, ese grupo parlamentario se abstuvo en 3 ocasiones y la senadora en una.

No sé ustedes, pero a mí me parece que aquí hay una carrera política muy bien definida. Xóchitl Gálvez no sólo representa a un partido político, sino a los tres partidos que otrora fueron las principales fuerzas políticas en el país.

Afirmar que todo opositor es por definición un outsider es casi tan necio como argumentar que por ganar en las urnas se representa al establishment. La necedad se explica mejor cuando se le echa un vistazo a la más reciente versión (30 de octubre) de la encuesta de Enkoll, donde se pregunta: ¿Por cuál partido nunca votaría para elegir presidente de la república?

El 49 por ciento de los encuestados respondió que nunca votaría por el PRI, uno de los partidos de Xóchitl Gálvez. Pues sí, así cualquiera quiere ser outsider.

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