Maggie Thatcher, ideología y 4T

Columnas Plebeyas

En una publicación reciente, Por un populismo de izquierda (2019), Chantal Mouffe dedica un capítulo entero a una tarea que ella considera fundamental: “Aprender del thatcherismo”. Tomando en cuenta que se dirige a una audiencia de izquierda, el título es, evidentemente, provocador; sin embargo, se toca una cuestión medular que quizás signifique el mayor desafío para la izquierda contemporánea.

En una entrevista que dio años después de su renuncia como primera ministra del Reino Unido, un periodista le preguntó a Thatcher cuál había sido el mayor logro de su gobierno. La respuesta: “Tony Blair y el nuevo laborismo. Obligamos a nuestros oponentes a cambiar de opinión”.

Más allá de destacar por su desfachatez, muestra una realidad insoslayable, pues después de su administración la izquierda institucional de su país nunca volvió a cuestionar los preceptos del neoliberalismo. Convenció a la oposición de adoptar su propia doctrina. Cambió los axiomas que dirigían la discusión pública y el modelo económico que se aplicó en su gobierno no sería cuestionado por décadas.

Podría uno preguntarse por qué viene al caso esta vieja anécdota de la política de un país lejano, si mi tarea consiste en analizar fragmentos de la política mexicana. Y es que este podría ser el objetivo cúlmine de todo proceso político: hacer de sus preceptos fundamentales axiomas, verdades incuestionables en la discusión pública y la construcción de la política en general.

La llamada cuarta transformación, como proyecto político de gran envergadura que pretende romper con la lógica neoliberal, no puede sólo vivir de los buenos resultados obtenidos en este sexenio. La clave para la profundización de la 4T no puede encontrarse únicamente en elevar a mandato constitucional los logros político sociales obtenidos; eso sólo significa que quien pretenda desmontarlos tendrá que llevar a cabo extensas negociaciones con otros grupos políticos que le den la capacidad de modificar la carta magna. También es necesario dar a entender por qué no es una opción dar vuelta atrás en los preceptos básicos del movimiento.

Thatcher usaba el acrónimo TINA (There Is No Alternative: no hay alternativa, en español) para las medidas neoliberales que tomó. Un movimiento como el de Regeneración Nacional (Morena) podría retomar ese elemento discursivo, pero para dar a entender lo contrario: el regreso al pasado neoliberal no es una alternativa viable, tal como el neoliberalismo dio a entender que el retorno al Estado keynesiano no era viable.  

Parte de la profundización de la 4T es hacer entender en el conjunto de la ciudadanía que el regreso a un pasado neoliberal, corrupto y conservador no es una alternativa. La única alternativa viable es el humanismo mexicano, la economía social y solidaria, y la soberanía nacional en todos los ámbitos. 

En los albores de la construcción de Xóchitl Gálvez como candidata presidencial, alguien desprevenido podría haber pensado que, por sus aires de progresismo, parte de la profundización estaba lograda. Sin embargo, no tardó en caerse la máscara, demostrando que esos aires de progresismo no sólo eran una vacua estrategia de márketing político, sino un envoltorio para regresar al México del pasado. Esto demostró que la ruta trazada por la 4T va por buen camino, pero no ha alcanzado la profundidad necesaria para que los adversarios se replanteen algo más que lo meramente cosmético en procesos de campaña.

A la oposición, como es sabido, le queda mucho tramo para poder comprender la realidad de nuestro país y los cambios que está atravesando. Sin embargo, tengo la impresión de que dentro de las filas de Morena habita la ilusión de pensar que, tras la consecución del plan C, el cambio estará terminado, lo que lo convierte en el único objetivo aparente para el movimiento. 

En cambio, hay que entender que sin plan C no se puede, pero sólo con el plan C no alcanza. Más allá del frente legislativo habrá que encargarse del frente ideológico, una tarea que Morena como partido tendrá que atender con gran seriedad para profundizar la 4T. Sólo así se podrá comunicar que no hay alternativa al humanismo mexicano.   

Compartir:
Cerrar