La violencia no puede ser respuesta al diálogo

Columnas Plebeyas

El pasado domingo 3 de diciembre, la Dra. Claudia Sheimbaum Pardo dio a conocer su programa Diálogos por la Transformación. Frente a un auditorio plural, en el que convivieron respetuosamente académicos, empresarios y otros representantes de la sociedad mexicana, junto con dirigentes y militantes de MORENA, la Dra. Sheimbaum explicó las razones y los objetivos de este proyecto, cuyo propósito es justamente, abrir espacios de diálogo para consolidar, enriquecer y avanzar en la transformación del país.

De hecho, el primer diálogo ocurrió en el mismo evento, realizado en el Museo Interactivo de Economía, en la Ciudad de México. La Presidenta del Colegio de México, Silvia Elena Giorguli y el Presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Francisco Alberto Cervantes, compartieron públicamente sus reacciones iniciales ante el anuncio del programa. Este último presentó incluso algunas propuestas puntuales.

La Dra Sheimbaum presentó a quienes ha invitado a organizar y moderar las mesas de trabajo y los foros para el desarrollo de los diálogos. El grupo inicial, toda vez que se incorporarán algunos nombres más en las próximas semanas, lo conforman: Diana Alarcón, Julio Berdegué, Javier Corral, Gerardo Esquivel, Omar García Harfuch, Altagracia Gómez, Susana Harp, Jorge Islas Samperio, David Kershenobich, José Antonio Merino, Lorenzo Meyer, Irma Pineda, Rosaura Ruiz, Arturo Saldívar, Olga Sánchez Cordero y Violeta Vázquez-Rojas. Se me pidió coordinar los trabajos del grupo. Distinción que acepté con plena convicción y compromiso.

Entre los temas que se tratarán en los diálogos destacan: las agendas social y ambiental para el bienestar y desarrollo sostenible, los derechos humanos (incluidos desde luego los derechos de las mujeres y de los pueblos originarios), las relaciones internacionales, la soberanía energética y alimentaria, la educación, la ciencia, la cultura y las artes, la salud, la infraestructura, el gobierno honesto y democrático, la economía moral, la diciplina fiscal, la seguridad, la paz y la justicia, por mencionar algunos. Serán diálogos incluyentes, con formatos flexibles a realizarse en distintos lugares del país, para colaborar en la construcción de la siguiente etapa de la transformación.

El reto es la continuidad con cambio. No son incompatibles. Por el contrario, una transformación que no evoluciona, que no cambia, deja de ser transformadora. Se trata pues, de analizar propuestas y proyectos que enriquezcan los documentos previos, elaborados por el Instituto de Formación Política de MORENA y los grupos de trabajo para el Diagnóstico de Temas 2030.

La presentación del proyecto fue acogida con entusiasmo por quienes acudieron a su presentación y en los días subsecuentes, analistas, comentaristas y redes sociales se ocuparon del asunto. Las reacciones variaron, entre la sorpresa y el interés de unos, pasando por el escepticismo y la preocupación de otros, como corresponde a una sociedad plural. En amplios sectores la iniciativa fue acogida con beneplácito. Pero hubo algunas reacciones, muy pocas por fortuna, que sobresalen por su violencia: la portada de la revista Siempre, por ejemplo, se valió de la esvástica nazi para ilustrar un texto que solo puede servir para mostrar las miserias del discurso de odio.

Otros cuantos textos de ánimos exacerbados, muestran más desesperación que razones. Se empeñan en profundizar la confrontación y rechazan, de antemano, cualquier posibilidad de convivencia. Anuncian un futuro apocalíptico que, acaso, ellos mismos intentarán construir. No es opción. Construir espacios para la convivencia será el camino por el que transitarán los Diálogos por la Transformación, y son bienvenidos todos aquellos quienes tengan ideas que esgrimir o propuestas que compartir para avanzar en la transformación del país. Lo que no está en nuestros planes son las intentonas regresivas a un pasado ya superado. Ese es justamente el planteamiento de la oposición.

En todo caso, el futuro del país lo decidirán las mayorías, como corresponde a un régimen democrático, más allá de las visiones personales. Respetar los derechos de las minorías es también parte de la ecuación democrática. Pero las minorías, en tanto que lo sean, no pueden pretender imponer su voluntad.

Los Diálogos por la Transformación van, y arrancan formalmente esta misma semana. Serán espacios para la convivencia y el debate respetuoso, como corresponde a la mejor tradición democrática. Pretenden convocar voces plurales y posiciones disímbolas para consolidar y enriquecer la transformación que está en marcha. Porque la transformación no tiene vuelta atrás. La violencia política en cambio, o su incitación a ella a través del discurso del odio o de símbolos ofensivos no tienen cabida porque, como bien se dijo, no representan nuestra esencia ni nuestros anhelos. Son sencillamente inadmisibles. La indignación que generó la infamia referida es muestra inequívoca de ello.

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