Cuando todo sea privado, todos estaremos privados de todo.
¡Que vivan los servicios públicos!
Campaña a favor de los servicios públicos en Francia
Lo público es aquello que legalmente pertenece a todas las personas de una comunidad, pero que en la práctica sirve y atiende principalmente a las mayorías. Servicios públicos, empresas estatales, equipamientos o el transporte son algunos de los elementos que bien componen el campo semántico de lo publico.
Lo público tiene una gran importancia dentro de una sociedad, ya que a través de ello se puede garantizar el bienestar y abonar a la calidad de vida de sus integrantes. Esto que parece tan elemental no siempre fue percibido así. Durante la etapa neoliberal (1982–2018) lo público fue deliberadamente relegado y se hablaba de ello como un lastre para el desarrollo del país. Sus detractores en el poder (y en los medios de comunicación) lo percibían como un generador de deuda. Fue así como dejaron de invertir en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y surgieron los consultorios de farmacias privadas; dejaron de destinar presupuesto suficiente a las escuelas públicas y nacieron las cuotas escolares; se dejó a la deriva el transporte público y nacieron las rutas concesionadas que son caras, inseguras y con un pésimo servicio.
Estos 36 años de nuestra historia, en los que empresas privadas se enriquecieron haciendo negocios con servicios que debería proveer el gobierno, fueron suficientes para que el adjetivo público se ganara el desprestigio de la mayor parte de sus usuarios.
Lo recuperado
La recuperación de lo público es una carrera de largo aliento, pero que ha comenzado de manera sólida y en sectores estratégicos. Se han recuperado los trenes de pasajeros para brindar una opción de movilidad segura y eficiente en los estados históricamente más olvidados del país. Se recuperó el sector energético a través de sus empresas públicas, como la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Petróleos Mexicanos (Pemex) para llevar energía y gasolina a todos los rincones del país a precios accesibles. Se recuperó el IMSS y las instituciones del sector salud para brindar servicios gratuitos a toda la población (sin importar si son personas afiliadas o no). Esta es una muestra del trabajo que se ha realizado desde 2018, pero la tarea es muy grande para concluirla en un solo sexenio.
El futuro de lo público
Esta labor no puede perder su ritmo ni mucho menos disminuir su intensidad, ya que la calidad de vida de una gran parte de la población depende de ello. En cuanto a los trenes de pasajeros, su red debe expandirse a otras regiones del país, como el noreste, el centro o el Bajío. La CFE debe seguir ampliando su presencia en el mercado eléctrico y hacerlo con base en energías renovables (como bien está haciendo en Sonora); finalmente tenemos una policía nacional confiable y que no viola derechos humanos sistemáticamente, pero esta tarea debe ampliarse hacia las policías estatales y municipales.
Pero más allá de estos temas. que ya cuentan con un avance importante, existen otros que deben ser prioritarios para la siguiente etapa de la 4T. Uno de ellos: el agua. En México el 60% del agua se encuentra concesionada a empresas privadas del sector minero, embotelladoras o refresqueras, limitando el acceso a poblaciones enteras.
El escenario político en México encuentra dos grupos antagónicos que han protagonizado innumerables batallas de distinta índole. Sin embargo, lo que de fondo identifica a cada uno de estos grupos es que uno busca la recuperación y fortalecimiento de lo público, mientras que otro busca que empresas privadas sigan haciendo negocios con lo que por definición debería ser un servicio.
El papel que tiene lo público en una sociedad es pieza clave para su desarrollo. El progreso o la decadencia de una sociedad no se mide a partir de las grandes empresas que en ella se establecen o el número de multimillonarios que la habitan, sino de la calidad de los servicios públicos que ofrece a su gente.
¡Que viva lo público!