Intelectuales franceses y cambio de paradigma

Columnas Plebeyas

Me ha parecido interesante, esta vez, girar un poco la cabeza y voltear hacia Europa, en particular Francia, sus intelectuales de izquierda y la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por su sigla en inglés) de Estados Unidos. Considero que el análisis del país galo ayuda a explicar cómo la ideología (neo)liberal, de la era de Ronald Reagan, se fue extendiendo, mundialmente, durante la década de 1980, en concordancia con los esfuerzos de la agencia. Sobre todo en un país, difícil de imaginar, como Francia, con una tradición muy sólida de intelectuales marxistas, como Michel Foucault, Jacques Lacan, Roland Barthes o Louis Althusser, entre otros. Para Reagan, la fuerte presencia en Francia de pensadores de izquierda era un tema de preocupación y, por medio de agentes de inteligencia, logró infiltrarse en la escena intelectual francesa desde la década de 1970.

Más allá de lo que se presume, la intelectualidad tiene una gran influencia en la elaboración de políticas públicas, mayormente en el caso francés, que contaba con una robusta camada desde la época de Jean Paul Sartre. Documentos desclasificados muestran cómo lentamente la tradición de izquierda francesa iba difuminándose (France: Defection of the Leftist Intellectuals): así, queda evidenciada la obsesión de la CIA con la influencia que tenían estos intelectuales en la política de su país desde la época de la posguerra. Elementos de la agencia de inteligencia estudiaban de manera cuidadosa los escritos de los los grandes pensadores de izquierda y, a su vez, hacían todo lo que estaba en sus manos para que incluso estos mismos académicos fueran virando hacia un pensamiento más centrista. Esto queda muy claro al ver cómo el propio Foucault, considerado el académico de izquierda más influyente en Francia, empezó a aplaudir a la nueva generación de intelectuales de derecha.1

Como explica Greg Grandin en La ultima masacre colonial, los crímenes de Iósif Stalin abonaron a que estos grandes intelectuales de izquierda apreciaran y apoyaran a una nueva generación de pensadores antimarxistas, como Bernard-Henri Lévy, André Glucksmann y Jean-François Revel, autores que se alejaban, cada vez más, de la idea de igualdad social y lucha de clases, considerándolas como algo del pasado. Pero no fueron sólo los jóvenes, sino que reconocidos filósofos de derecha, como Raymond Aron, comenzaban a tener cada vez más preminencia e incluso llegaron a tener lazos muy estrechos con los agentes la CIA.

El trabajo de la agencia se hizo de forma lenta pero tenaz. Para mediados de la década de 1980 una fuerte cantidad de recursos monetarios de Estados Unidos se iba en promover think tanks que desarrollaran el pensamiento de derecha, a diferencia de la posguerra, cuando se dio financiamiento para crear la escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, donde surgieron los grandes pensadores de izquierda en Francia. Sin embargo, como se mencionaba más arriba, se impulsó a todos los académicos, incluso los menos relevantes, que presentaban análisis sobre la desilusión del socialismo igualitario y el anticapitalismo.

Los agentes de inteligencia sabían que no se podía terminar con todo el pensamiento de izquierda europeo, pero sí que podría acotarse, llevarse a al centro y crear una generación de pensadores liberales que defendieran la nueva situación económica mundial, desbandar seguidores y favorecer las orientaciones hacia los Estados Unidos. Todavía se puede recordar la entrevista que Charly Rose le hizo a Bernard-Henri Lévy donde el último defendía la guerra en Irak —aun en contra de lo que el gobierno de Nicolas Sarkozy opinaba al respecto—. Lévy, como el representante de su generación, era requerido en la mayoría de los programas de análisis político más importantes de Estados Unidos. El relevo generacional intelectual se había logrado en el país galo, así como había sucedido en casi todo el resto del globo: ahora teníamos un grupo mucho más compacto dispuesto a hablar del nuevo orden mundial como una opción verdadera para el desarrollo.2

La CIA hizo todo lo que estuvo en sus manos para moldear el pensamiento crítico francés y lo logró. No es que en Francia no existiera un pensamiento de derecha, o que fuera una mera imposición del exterior, pero sí fue potenciado e influenciado de manera tal que en cuestión de una década logró volverlo mainstream. El gran problema ahora es que, como en muchos países del mundo, esta ideología llevó al individualismo, la falta de empatía y, como vemos ahora con Emmanuel Macron, a cambios que están terminando de acabar con el régimen de bienestar francés, con las severísimas revueltas que ha traído con esto. Mientras que, durante la Guerra Fría, en los países subdesarrollados Estados Unidos orquestó golpes de Estado y dictaduras sangrientas para desterrar a la izquierda, en Europa actuó a través de la mano blanda de la ideologización.

Notas

1. Gabriel Rockhill, “The CIA Reads French Theory: On the Intellectual Labor of Dismantling the Cultural Left”, Los Angeles Review of Books, 2017.

2. Es importante mencionar que para entender mejor este acto de desizquierdización del mundo se pueden analizar los casos de Australia y Japón, donde la CIA operó contra los partidos de izquierda. En Australia hubo un golpe contra el primer ministro electo y en Japón desapareció, hasta la fecha, el partido de izquierda.

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