El gen del apoyo mutuo

Columnas Plebeyas

El capitalismo histórico ha sido un periodo en el que se han borrado sistemáticamente diversas formas económicas de vida. Antes del capitalismo se podían encontrar alrededor del mundo formas comunitarias basadas en la propiedad colectiva. La norma siempre ha sido lo colectivo. El ser humano se ha desarrollado gracias a las capacidades que le confiere vivir en una comunidad. 

Es hasta el siglo XIX que empieza un proceso de expansión de la propiedad privada y la reducción de lo colectivo al individuo. El egoísmo, además, se constituye como la base esencial para habilitar la competencia feroz que siempre se encuentra en cualquier mercado. 

Las economías nacionales durante el siglo XX comenzaron con una visión social muy marcada; el cardenismo es el fiel reflejo de esta tendencia en nuestro país. La reacción no se hizo esperar, con personajes como Luis Montes de Oca, que le abrieron la puerta a la corriente de la economía austriaca, no sólo centrada en el mercado, sino beligerante con cualquier expresión que invoque lo comunitario.

Si bien durante el llamado periodo del desarrollo estabilizador, más o menos entre 1940 y 1970, se privilegió la visión keynesiana del Estado como interventor, la crisis de la deuda de las décadas de 1980 y 1990 prefiguraron que no es suficiente el desarrollo industrial si no se acompaña de democracia social. Y mucho menos si la política sustituta, la neoliberal, llama a rematar los bienes públicos para convertirlos en propiedad privada.

La cuarta transformación, desde esta perspectiva, no sólo se reduce a la recuperación del intervencionismo a lo keynesiano, sino que establece el reconocimiento de un tercer sector que hasta ahora ha acompañado los procesos de acumulación en una forma pasiva. La economía moral ya implica, por sí misma, el enunciamiento de que el desarrollo significa impulsar los factores evolutivos del sector social

Se trata de la recuperación de un gen que se encuentra en el adn de la especie humana, pero que el darwinismo social lo hizo olvidar. De esta manera, el egoísmo impuesto da paso a la visión de la solidaridad y el apoyo mutuo. Este tercer sector no sólo surge como un complemento a la economía nacional, sino que se trata de la recuperación del sentido histórico de reproducción de la vida en el sentido de la riqueza real, de los valores de uso que permiten no sólo el sostenimiento, sino la evolución de lo material en bases más amplias y humanas. 

El sector social, desde esta perspectiva, trata de la transformación de una economía monopolizada por el sector privado para comenzar el laboratorio histórico rumbo a recuperar otras formas posibles de relaciones mutuas, otros metabolismos que permitan detonar un nuevo dinamismo económico, pero ahora basado en la solidaridad y el apoyo mutuo. Me parece que de lo que se trata en este momento es de la búsqueda y aparición de las nuevas formas cooperativas que nos permitan ofrecer al mundo una opción que humanice las relaciones económicas globales. 

Compartir:
Cerrar