El 2023 es el cuarto año consecutivo en el que las presas del sistema Cutzamala registran niveles de almacenamiento históricamente bajos. De hecho, los niveles del 2023 son los más bajos de los últimos 27 años. Esta situación es preocupante, porque el sistema abastece hasta el 30 por ciento del agua potable que consumimos en la Ciudad de México. Debido a ello, la jefa de gobierno anunció hace unos días la reducción del suministro de agua del Cutzamala hacia la capital con el fin de garantizar el abasto durante todo el periodo de estiaje, que comprende de marzo a junio.
Si bien es normal que durante la temporada de estiaje se reduzca el suministro de agua a la ciudad, también es cierto que en los últimos años las reducciones han tenido que ser mayores debido a los bajos niveles de líquido. Dos cifras para dimensionar el nivel de afectación en el almacenamiento de las presas: 1) las presas El Bosque, Valle de Bravo y Villa Victoria, que conforman el sistema, hoy se encuentran tan sólo a 48 por ciento de su capacidad, y 2) el sistema Cutzamala llegó a abastecer hasta 14.8 metros cúbicos por segundo al Valle de México, las reducciones al suministro en el 2023 harán que este caudal disminuya a solo 8.2 metros cúbicos (8 mil litros) por segundo.
¿A qué se debe esto?
Muchos expertos coinciden en que la presencia del fenómeno climático de “La niña” desde el 2020 ha provocado una sequía prolongada en el norte y centro del país. Sumado a lo anterior, el cambio climático exacerba los efectos extremos de estas sequías. Además, esto provoca escasez de agua en el sistema, pero no sólo eso, también afecta directamente a la Ciudad de México, dando pie a mayores y más intensos incendios forestales, así como al aumento del efecto de isla de calor en la ciudad, lo cual a su vez puede multiplicar la demanda de agua y generar mayor escasez. El gran problema es que el cambio climático avanza, mientras que las temperaturas promedio de la Ciudad de México van a seguir elevándose año con año, agravando aún más los efectos de las sequías.
¿Qué se está haciendo al respecto?
Desde el inicio de su adminsitración, Claudia Sheinbaum instruyó la creación del Porgrama Ambiental y de Cambio Climático de la Ciudad de México. Consta de siete ejes de actuación y hasta la fecha ha reducido más de 1.8 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente, el gas de efecto invernadero con más presencia en la atmósfera. Además, la medida le ha valido a la ciudad múltiples reconocimientos internacionales que la ponen a la cabeza en el combate al cambio climático a nivel mundial. Sin embargo, los beneficios no se limitan únicamente a mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero, pues a través de la plantación de más de 30 millones de árboles y plantas ayudan a combatir la isla de calor de la ciudad y aumentar la capacidad de infiltración de la lluvia a los mantos acuíferos de la capital del país. Por otra parte, con el fin de garantizar su sostenibilidad hídrica, la Ciudad de México ha implementado un ambicioso programa para instalar sistemas de captación de agua de lluvia, actualmente en más de 50 mil hogares, que permiten aprovechar para uso humano millones de litros de agua que de otra forma habrían terminado en el drenaje.
Finalmente, creo importante mencionar que en este sexenio se han realizado algunas de las obras más importantes en materia hídrica, empezando por la sectorización de la red de abasto de agua, que convierte lo que era una red desordenada y sin medición en un mapa compuesto por 847 sectores que permiten organizar, medir y gestionar de manera eficiente el recurso.
¿Qué sigue?
El cambio climático es una realidad mundial, los países y los gobiernos subnacionales tienen muchas herramientas a su alcance para poder adaptarse a él y ayudar a mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero. Con el gobierno de Claudia Sheinbaum, se dio un paso importante que colocó a la Ciudad de México en una posición de liderazgo climático a nivel internacional. Es fundamental que en los siguientes años la sociedad y el partido de la cuarta transformación profundicen esos logros, refuercen los programas que han tenido éxito y aumenten las ambiciones para combatir al enemigo común: el calentamiento del planeta.
