Según Platón, lo que un buen observador verdaderamente contempla son las ideas, que subyacen a las meras apariencias, y aquel que es capaz de contemplar estas realidades atemporales se enriquece con una perspectiva única de lo que parece ordinario.
Fue el protagonista de la Naranja mecánica, Alex DeLarge, justo cuando lo estaban torturando con la afamada prueba Ludovico, mientras contemplaba las pantallas, quien tuvo una reflexión: “es curioso cómo la vida se ve verdaderamente real cuando la observas a través de las pantallas”.
Y sí, algunos tienen el don, o la maldición, según lo veas, de poder observar cómo se desarrolla la vida de forma realmente densa por medio del cine, es decir, como decía Platón, pueden contemplar realidades con una perspectiva única de las cosas.
Tampoco es tan grande el catálogo de películas que superan la barrera de un mero entretenimiento y comienzan a ser una contemplación de la existencia; sin duda, Stanley Kubrick, por medio de su personaje Alex, trataba de transmitir a sus audiencias que era una posibilidad sentir una película de formas tan profundas como en ese momento lo hacía su protagonista.
Considero que Buffalo 66 es una de esas películas tenaces, las situaciones son tan genuinas y simples, y al mismo tiempo tan poderosas y densas, que, una vez terminada, pareciera que experimentas una oportunidad más de la vida para contemplarla.
El director, Vincent Gallo, nos muestra a un protagonista tan simple y contradictorio que justamente resulta rico y complejo. La simpleza de sus actos asoma una cara más genuina de nosotros mismos, expone que no has fallado en nada, así es el mundo, en la tontería está la belleza y lo que verdaderamente importa es luchar por encontrar tu verdad.
Iniciamos con una tragedia que nos permite ver la desdicha familiar que lo agobia, que da pie a su necesidad de apariencia superficial, lo que al mismo tiempo trazó su primera oportunidad de encontrar un amor genuino y darse cuenta de lo bellas que son las personas que lo rodean. Aquello que comienza de forma tan “vulgar” se termina convirtiendo en algo hermoso: el poder ver otra perspectiva de la vida, simplemente.