Barbie: el discurso de Greta

Columnas Plebeyas

Hace aproximadamente medio año salió en México Tár, película que está cuidadosamente confeccionada para darte un punto de vista que casi se convierte en un sermón en lugar de un filme, sobre la confección del mundo del director, una muy conservadora por cierto, y claro, es un discurso expuesto por personajes en un contexto muy progresista, tal vez para que sus audiencias no se den cuenta de la ideología republicana detrás.

La lucha entre ideologías demócratas y republicanas en el cine no es nueva, recordemos que hace no mucho la película de Lightyear fue muy controversial por un beso homosexual, polémica que, contrario a lo que pensamos las personas de a pie, proviene de inconformidades de algunos políticos republicanos con Disney. De ahí el señalamiento y la gran inversión en propagar un discurso en contra de la empresa, que, por supuesto, alineada con el discurso republicano, afectó de forma seria a la comunidad LGBTQ+.

Ahora llega Barbie con una Greta Gerwig, su directora. Me parece que es una película que no es genuina; como Tár, resulta una pieza confeccionada para dar un discurso, en esta ocasión no republicano sino demócrata, enfocada en el progreso y las nuevas formas de pensar, que por supuesto en esta columna no vamos a juzgar, porque de eso no se trata, sino de analizar la forma en que se nos expone.

Me parece que la película se concentra tanto en dar bien ese discurso que se olvida de sí misma, el guion se torna aburrido, pesado y comienza a haber inconsistencias entre el mundo real y el mundo de la muñeca. Greta Gerwing no está descubriendo el mundo con su obra, ella ya sabe lo que nos viene a decir, no hay exploración, sino afirmación de la verdad.  

De repente me parece más bien el discurso de un político que nos quiere convencer de su ideología con palabras, más que una persona a la que las palabras le sobran y sus actos son los que hablan por sí mismos y, por consiguiente, la definen de forma muy profunda. ¿A qué me refiero? A las obras de Jane Austen no le sirven las palabras adicionalee, ni discursos sobre qué está bien y qué mal, nos muestra una realidad, su realidad, profunda, densa, con matices que nos permiten no sólo contemplar de forma magistral lo que viven las mujeres, sino entender y empatizar, porque no hay salida. El juego artístico no va de creer o no creer en lo que se muestra, sino de vivirlo a flor de piel, observar cómo la mujer es oprimida, considerada inferior, y cómo, calzando los zapatos de una de las mejores escritoras de todos los tiempos, todo lo anterior se derrumba porque resulta evidente que, ante cualquier reto, la mujer no sólo se equipara con sino que en muchas ocasiones es mejor que el hombre en su hacer, todo esto sin la necesidad de discursos, sin inconsistencias, sin aburrimientos y sin artilugios marketeros para que todos vayamos al cine de rosa a presenciar el discurso de una persona que sabe de cierto que habla con verdad, o que por lo menos eso cree.

Entiendo que la directora quiere ser, y me parece que cree que necesita operar como, la voz de una generación, y eso es respetable y admirable, pero la película no logra ser buena, y lo que todos terminamos haciendo es ver… el discurso de Greta.

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