Con las votaciones para la presidencia de la república en puerta, resulta oportuno repasar las propuestas de las candidaturas, especialmente en lo referente al acceso y calidad de los servicios de salud y el suministro de medicamentos. Por espacio, comentaré lo que se observa en las propuestas de las candidatas en la delantera de la contienda. En principio, reflejan enfoques contrastantes entre sí, aunque congruentes con la ideología que representa cada candidata. Mientras Xóchitl Gálvez sugiere un modelo con financiamiento público para servicios privados, Claudia Sheinbaum propone fortalecer el sector público y enfocarse en la prevención y la equidad.
La modalidad que propone Gálvez es un esquema de financiamiento público a través de una credencial que permitiría acceder a servicios tanto públicos como privados, con cargo a la cuenta pública. Esto hubiera sido un sueño en los tiempos del Seguro Popular, un esquema de financiamiento que pagaba a los servicios públicos o privados por atender a sus beneficiarios. Sin embargo, nunca logró migrar a la digitalización del proceso. Mucho menos logró vencer la corrupción que surgió a partir de la posibilidad de que las entidades federativas tuvieran la capacidad de contratar servicios privados. Actualmente, es difícil volver al modelo de pagador público con prestadores privados, porque la estructura orgánica del sistema de salud ha evolucionado al nuevo modelo de salud para el bienestar, a través de una serie de reformas a las leyes y normas, que han sustituido los modelos y mecanismos de pago a prestadores de servicios de salud privados y el cobro de cuotas a los usuarios por mecanismos de prestación pública gratuita. Además, es importante recordar que el modelo de financiamiento público a prestadores y farmacias privadas que prevaleció en México por casi 20 años se prestó al debilitamiento del sector público y a actos de corrupción, además de que fue la principal motivación para la reestructuración actual del sistema de salud mexicano.
En contraste, la propuesta de la doctora Claudia Sheinbaum se enfoca en fortalecer el modelo actual, haciendo hincapié en incrementar el personal mediante la formación del personal médico general y de especialidad, abriendo espacios en las escuelas y plazas en donde más se necesiten médicos, y mediante el fortalecimiento del papel del personal de enfermería. Propone la colaboración en infraestructura y equipamiento entre las instituciones públicas de salud, así como fortalecer la megafarmacia mediante adquisiciones transparentes e inteligentes y la promoción de la investigación y la producción mexicana.
Aunque ambas candidatas coinciden en la necesidad de digitalizar los servicios de salud y en enfocarse en la salud mental, difieren fundamentalmente en su enfoque estratégico: mientras Gálvez centra sus propuestas en un modelo privatizador y medicalizado, Sheinbaum presenta un enfoque preventivo, casa por casa, en las escuelas y en los centros de salud, y de fortaleciemento del sector público, abandonado durante la era neoliberal.
En la actualidad sabemos que el modelo medicalizado, centrado en las instituciones y no en las personas, no ha dado resultados en mejorar la salud de la población, ni es el más eficiente, pues es mas costoso atender las enfermedades que prevenirlas. Desde hace décadas, instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) o la Panamericana (OPS) han invitado a los países a migrar a un modelo centrado en la prevención, que ponga a las personas y sus necesidades en el centro de los sistemas de salud. Este es el momento de elegir un proyecto que se siga enfocando en poner a las personas al centro del sistema y que priorice la equidad y la justicia en la prestación de servicios de salud.