Mexicana de transformación

Columnas Plebeyas

La inmensa relevancia de recuperar Mexicana de Aviación no se limita exclusivamente a cumplir las promesas de la 4T, atendiendo los justos reclamos de sus trabajadores. Si observamos con mayor profundidad el caso, la aerolínea puede ser un ejemplo de cómo funcionó la política mexicana a lo largo del siglo XXI, y también puede dar cuenta de los conceptos que dan cuerpo al proyecto político de Andrés Manuel López Obrador.

Recordemos que Mexicana de Aviación, como tantas otras empresas paraestatales durante el periodo neoliberal, fue privatizada y vendida por un precio irrisorio. La venta se concretó durante el sexenio de Vicente Fox, el comprador fue el empresario hotelero Gastón Azcárraga Andrade, quien le brindó facilidades al guanajuatense durante su campaña presidencial. 

El precio, de poco más de 165 millones de dólares, que pagó el grupo Posadas, propiedad de Azcárraga Andrade, se encontraba muy por debajo del de mercado, ya que Mexicana era una empresa rentable. Fox utilizó a la entonces aerolínea más importante de Latinoamérica, patrimonio de toda la ciudadanía mexicana, como una moneda de cambio para pagar favores político electorales; por si fuera poco, a un empresario con nula experiencia en el manejo de líneas aéreas. 

Azcárraga Andrade, hoy prófugo por cargos de lavado de dinero, entre otros delitos, no tardó en quebrar la empresa por sus fallidas estrategias comerciales. Además, culpó al personal de la empresa por resultar demasiado caro e impedir que Mexicana fuera competitiva, cuando en realidad las causas de la quiebra eran muy distintas.

Por si fuera poco, la indolencia del gobierno de Felipe Calderón hacia los miles de familias que dependían económicamente de la aerolínea hizo que se embarcaran en una huelga que duró una docena de años. El mismo mandatario que gasto millones y millones de pesos en construir la Estela de luz consideraba que sería un desperdicio de dinero rescatar Mexicana para hacer valer los derechos de sus trabajadores. Porque, recordemos, se había instalado el discurso de que la quiebra fue ocasionada por los sindicatos, no por la administración fraudulenta. 

Durante la administración de Enrique Peña Nieto se tuvo la misma sordera selectiva ante las justas demandas de los trabajadores de la empresa, que finalmente se declaró en quiebra en el 2014. El esquema del neoliberalismo más salvaje mostraba, de nuevo, cómo se perjudicaba a la clase trabajadora. Socializar las pérdidas y privatizar las ganancias fue la verdadera consigna de ese periodo, que dañó al país por 40 años. 

En suma, muy poco difiere el caso de Mexicana al de otras empresas públicas que fueron rematadas por los políticos del periodo neoliberal para beneficiarse junto con sus socios, allá por los años 90 y 2000. La diferencia fue la vertiginosa velocidad de su quiebra y la desfachatez de su manejo. A la postre, la bancarrota de Mexicana abriría espacios para las nuevas aerolíneas mexicanas low cost, como Interjet y Volaris, en que la precarización laboral estuvo siempre a la orden del día.

Entre tanto, los trabajadores y trabajadoras de Mexicana se convirtieron en un símbolo de la lucha por hacer valer derechos laborales en el país. Fueron un ejemplo de resistencia y, con el triunfo de López Obrador en 2018, se empezó a hablar seriamente de hacer valer el papel del Estado como rector en materia económica y garante de los derechos de la clase trabajadora. La reestatización de Mexicana, cumpliendo con las demandas de los trabajadores, es el ejemplo perfecto de que tenemos un gobierno dispuesto a revertir los estragos del neoliberalismo.

Revivir nuestra línea aérea va más allá de cumplir con los derechos de los trabajadores de una empresa robada y presuntamente desfalcada. Va más allá, también, de la cuestión de la competitividad, que, como decía la entonces secretaria del Trabajo, serviría para mejorar los precios en el mercado. El hecho de tener una empresa paraestatal que no se rija exclusivamente por la lógica del mercado permite que el Estado garantice más y mejor conectividad y comunicación a destinos que no son igual de rentables, pero donde habitan ciudadanas y ciudadanos que tienen el mismo derecho a la movilidad que los demás habitantes de la república. Es una lógica similar a la del Tren Maya, donde se antepone el criterio de la igualdad al de la pura rentabilidad.

La renacionalización de Mexicana de Aviación fue un paso clave para continuar profundizando la transformación de nuestro país. Puede cuestionarse el hecho de haber puesto, una vez más, una empresa pública bajo mando castrense, pero esa es un discusión completamente distinta, que habrá que mantener en otro espacio.   

Compartir:
Cerrar