Una vida incansable

Plaza de la Constitución S/N

Querido AMLO:

Las cuatro letras con las que hasta tú mismo te nombras me parecen la mejor forma de llamarte, tu nombre completo es largo y sonoro, pero tu acrónimo me gusta más, pues es directo, cercano y breve.No te digo viejito o abuelo, pues soy unos meses mayor que tú.

Empecé a conocerte y escucharte desde 1988, junto a Cuauhtémoc Cárdenas, varias veces derrotado fraudulentamente, hasta que finalmente ganó el gobierno de la Ciudad.

Fui a todas las marchas, a todos los plantones y me alegré de que en 2000 se logró que llegaras a gobernar la Ciudad de México. En 2005 fui una más de los cientos de miles que, a golpe de gritos y caminatas, logramos que no pudieran desaforarte.

Vinieron años aún más difíciles: en 2006 un espurio te robó la presidencia y en 2012 televisa impuso a un pelele.

En esos tiempos de criminales y saqueadores, llegué a creer que nunca lograríamos hacerte nuestro presidente. Fueron  muy grandes el dolor y la tristeza. A ti, literalmente, se te rompió el corazón. Pero llegó 2018, cuando al fin se cumplió, seis años después de lo anunciado, lo que está inscrito en la Estela de Tortuguero: llegaste como Bolon Yokte y empezaste a transformar a nuestro México.

Son tantos los logros que sería largo enumerarlos: ahora que han pasado ya 5 años, tan sólo 5 breves años, cumpliendo tu palabra de “No mentir, no robar y no traicionar”, hay menos pobreza y mayor prosperidad para la mayoría de los mexicanos; se han construido grandes obras públicas, de infraestructura y servicios; se logró recuperar a las empresas nacionales y fortalecer la economía.

En medio de la maldad y la miseria moral de los opositores que se sentían los dueños de nuestra Nación, nos guiaste para reconquistar lo que es nuestro, y no sólo en el aspecto material, pues hemos aprendido a reconocer la riqueza de nuestras lenguas originarias, los valores, saberes y tradiciones de nuestra cultura, recuperando la verdadera esencia espiritual del Humanismo Mexicano.

Te escribo con gratitud y con amor, sabiendo que en un año nos darás el mayor regalo y enseñanza: cerrar tu ciclo e irte en paz, con absoluto desapego al poder que a tantos ha corrompido.

Ve a recapitular, a escribir y a disfrutar las memorias de esa vida incansable que nos has entregado en aras de un México transformado, renacido y luminoso.

Gracias desde mi pensamiento, gracias desde mi corazón, gracias desde mi espíritu, es todo lo que puedo decir.

Phi García

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