Un México en modo difícil

Plaza de la Constitución S/N

Estimado Presidente Andrés Manuel López Obrador, a la oposición le gusta llamarlo “mesías”, probablemente porque no logran entender que la población sienta la confianza de acercarse a usted durante un evento público. Personalmente, me parece más adecuado llamarlo “rockstar“, porque sabe cómo hacer sentir importante a su público.

En cualquier caso, no me parece que la población lo vea como un salvador de la Patria. Después de todo, tras casi 6 años de gobierno, dudo que alguien esté 100% de acuerdo con todas sus decisiones, es totalmente natural. Pero el carisma y naturaleza sarcástica que lo distinguen es algo que la oposición envidia y peor aún, les enoja no tener la capacidad de pensar apodos más ofensivos que esos que parecen salidos del patio de recreo de la primaria.

Como padre de 4 hijos, estoy segura que conoce el concepto de los videojuegos en “modo difícil”, así veo su periodo de gobierno: le tocó un México en “modo difícil”, empezando por una pandemia que nadie pudo predecir, y pocos supieron navegar de la manera en que usted lo hizo. Es fácil criticar las medidas sanitarias desde la seguridad de nuestras casas, pero la realidad es que gracias a su gobierno nos mantuvimos informados sobre el avance del virus, sobre las formas de prevenir el contagio, sobre cómo proteger a los más vulnerables.

Yo no sé si en Estados Unidos aplicaban la vacuna más eficiente y tenían mejores protocolos para pelear por papel higiénico en las tiendas. Lo que sé, es que mis padres de más de 60 años estaban vacunados antes de la segunda ola de contagio y que no tuvieron que esperar a que la “clase política” se vacunara primero, ni escuchar con desesperación noticias del camiones de vacunas misteriosamente perdidos, o de cómo tendrían que formarse 5 horas en el IMSS tras dar una mordida para poder tener acceso a una vacuna.

Y como si la pandemia no hubiera sido prueba suficiente, le siguieron años de recesión económica global, de intentar rescatar proyectos abandonados por gobiernos anteriores, de acelerar la recuperación de Acapulco tras el paso del Huracán Otis.

Su gobierno ha sabido tratarnos como adultos. Adultos que pueden entender temas de política, de salud pública, de economía y otros tantos temas que se discuten durante sus conferencias diarias. Además, ha ayudado a que un sector mayor de la población pueda sentirse parte de la sociedad económicamente activa a través de las pensiones para ancianos. La crítica puede acusar estas acciones de paternalismo, pero desde mi perspectiva los paternalistas son aquellos gobiernos que tratan a la población como preescolares a los que creen distraer con una campaña “graciosa” mientras planean cómo robar impuestos.


Es altamente probable que a los 15 días de terminado su gobierno ya lo estemos culpando de todo lo que sale mal en México, desde la economía hasta el semáforo descompuesto en la esquina y la pantalla rota de los teléfonos celulares de miles de mexicanos. Por mi parte, agradezco todo el esfuerzo por intentar avanzar en estos años de México en “modo difícil” y tengo un único reclamo por hacer: es que yo no me gané el Palco del Azteca en el sorteo de la Lotería! Y yo ya estaba lista para los conciertos!

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