Sandman: Una adaptación de ensueño

Columnas Plebeyas

En la actualidad los mundos que alguna vez fueron pensados para los cómics viven tiempos extraños; y es que para un sector de la fanaticada son los mejores tiempos para estar vivo, y para el otro sus historias favoritas viven su época más decadente. ¿Qué pasa? Simple: el cine se ha apoderado del medio y así como aporta también resta…

Encima, vivimos una época donde las plataformas de streaming se pelean audiencias maquilando “héroes de cómics” como producto principal para llamar la atención y, evidentemente, dentro de la maquila hay errores de fábrica.

Muchos errores de fábrica…

¿De qué tipo de errores hablo? Ni si quiera son difíciles de enumerar, una cancelada Batgirl en cines y un CGI (Computer Generated Imagery) que parece de principios del 2000 en She-Hulk hacen parecer que la industria ha echado a perder las historias que nacieron en los cómics y que tanto hemos llegado a amar.

Pero justo cuando estamos en la que pareciera la peor racha que el cine y la televisión viven en lo que a adaptaciones de cómics respecta, llega el grandioso Sandman, cómic que fue pieza clave de una nueva época dorada que vivió este medio a principios de los años 90 y que una vez más pareciera que vuelve para salvar este hoyo negro que se expande hacia las profundidades de la mediocridad en cuanto al cine de cómics.

Sandman es una adaptación que, haciendo honor a su temática central, es de ensueño. No sólo respeta la esencia que su creador, Neil Gaiman, entregó al cómic y al personaje, sino que es evidente que todos los involucrados aman el proyecto. ¿Cómo puedo afirmar esto de forma tan deliberada? Es simple, es algo que, más allá de los tecnicismos que hemos aprendido a utilizar para poder hacer una apreciación digna de algo que amamos o que consideramos que es hermoso, se ve, se siente, se escucha y poco faltó para que se pudiera oler. La serie transpira personalidad, desde la interpretación de los actores hasta la más remota alcantarilla que se llega a presentar en alguno de sus escenarios.

Esta serie de drama un tanto dantesca da rienda suelta a toda aquella filosofía que el cómic original busca transmitirnos, nos hace cuestionar nuestra realidad, el significado de nuestras vidas, nuestra relación con el otro y con el mundo, nuestras ambiciones y, obviamente, nuestros sueños… Todo esto recontextualizado y readaptado a los tiempos que vivimos. Sandman es una fantasía que nos invita evidentemente a soñar, pero sobre todo a pensar, y que nos demuestra que desde la ficción más “disparatada” se puede llegar a verdades sumamente sustanciales.

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