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Una agenda para la equidad educativa en educación superior

La educación superior estimula la capacidad para imaginar, aprender e innovar y favorece la expansión de todos los recursos de la cultura a favor de proyectos sociales compartidos.

I

Al inicio del siglo XXI la mayor parte de países en el mundo experimentó la agudización de una profunda crisis multidimensional en todos los ámbitos: inseguridad ciudadana, sustentabilidad, empleo, paz, bienestar y gobernabilidad; a esto se sumaron la concentración del poder económico, del conocimiento y la tecnología; a nivel internacional, fue evidente la ausencia de liderazgos para enfrentar críticamente estos problemas, cuyo carácter es global, y los modelos económicos hegemónicos sólo agudizaron el rezago social y la pobreza.

Pasaron dos décadas para que esta crisis, que ya se anticipaba de gigantescas dimensiones, se exacerbara con la pandemia de la covid-19, la cual llegó a México y a la mayor parte de países en el mundo para encontrarse con condiciones de una profunda marginación y creciente desigualdad.

Desde luego, la inequidad social y económica se observa, en su más amplio espectro, con la creciente privatización de los servicios de salud y de educación y, de manera correlativa, con el aumento de servicios sanitarios y educativos muy precarios para los sectores más desfavorecidos de la sociedad. Como ejemplo, basta con señalar que en México “alrededor del 25% de las escuelas de educación básica no cuentan con servicios de agua potable, y en casi el 50% se carece de drenaje o servicios sanitarios”. [1]

equidad educativa

II

La educación superior como bien público y social constituye uno de los instrumentos más poderosos para realizar los cambios que la sociedad necesita, coparticipando con todos los sectores sociales y productivos en la promoción del desarrollo humano y del bienestar genérico a través de un conocimiento capaz de abordar sus problemas fundamentales. Desde esta perspectiva conviene crear universidades públicas que aseguren la gratuidad, cobertura y equidad porque:

  1. La complejidad de nuestros problemas exige la multiplicación de profesionales que coparticipen en la generación de nuevos diseños sociales, educativos, ambientales, culturales, políticos y económicos.
  2. Requerimos impulsar un nuevo paradigma de investigación basado en la robustez social del conocimiento.
  3. Es preciso acelerar la distribución social de conocimiento y cultura.

Estamos frente a una situación de evidente inequidad, pues la enorme mayoría de personas de 15 a 29 años está fuera del subsistema de educación superior. Ello contraviene el derecho a la educación superior de todas las personas en un marco de igualdad de oportunidades y de no discriminación.

El diseño de los modelos educativos tiene que garantizar un alto grado de pertinencia social, con calidad y orientado al mejoramiento de la equidad educativa; por lo que, sus características deberán ser:

  1. Responsabilidad social universitaria, que define fronteras permeables con la sociedad promoviendo la participación social bajo principios de solidaridad, cooperación y atención a los problemas de grupos desfavorecidos y vulnerables.
  2. Interculturalidad dialogante con la diversidad de saberes que nos dan identidad como nación, respetuosa de la pluralidad de lo humano y coadyuvante en la búsqueda de un futuro común.
  3. Hibridualidad que sintetice la formación profesional en escenarios reales y en el aula; en ambientes presenciales y virtuales.
  4. Redes solidarias que potencien la vinculación con programas que atiendan los grandes problemas y la distribución social de conocimiento.
  5. Innovación crítica asociada a la importancia estratégica del conocimiento en el diseño académico y organizacional.
  6. Aprendizaje permanente y a lo largo de toda la vida que contribuya a la recalificación de las personas que, con o sin formación profesional, tienen que actualizarse ante los nuevos desafíos que impone la creciente complejidad de los problemas sociales.
  7. Sustentabilidad promotora dela conciencia acerca de la urgente necesidad de avanzar hacia un futuro caracterizado por su equilibrio con el ambiente.
  8. Sostenibilidad en la medida en que es responsable del uso de los recursos que le son asignados y en que asumen como una obligación de primer orden la rendición de cuentas.
  9. Acceso y uso crítico de las tecnologías digitales que reduzcala brecha entre la población que tiene acceso a ellas y la que no; no se puede pasar por alto que el acceso a internet debe ser considerado como un derecho humano.

III

La equidad de la educación superior tendrá que partir de la premisa de que el desarrollo social debe sustentarse en la igualdad de derechos. Sólo con el acceso igualitario a los derechos económicos, políticos, sociales y culturales se podrá alcanzar una convivencia más humana y solidaria y una sociedad más justa que privilegie a los más vulnerables.

Por ello, algunas prioridades que el gobierno, la sociedad civil y las instituciones de educación superior pueden llevar a cabo son las siguientes:

Gobiernos:

  1. Promover la accesibilidad universal a todos los recursos culturales mediante mecanismos flexibles y diversificados que se adapten a las características y necesidades de los diversos grupos sociales y de edad. Estos mecanismos tienen como base la multiculturalidad, inclusión y equidad.
  2. Garantizar el financiamiento que asegure la obligatoriedad y gratuidad y el adecuado desarrollo de sus funciones sustantivas con mecanismos de transparencia y rendición de cuentas.
  3. Llevar a cabo estrategias que favorezcan el acceso universal a la información y a la superación de la brecha digital y hacer de la virtualidad, la interactividad y la innovación permanentes el espacio que fomente la expansión de las potencialidades humanas.
  4. Fortalecer la eficiente coordinación, articulación y colaboración de subsistemas, actores, agentes y órdenes de gobierno para atender necesidades y coconstruir una sociedad caracterizada por el bienestar colectivo.
  5. Promover la apropiación y desarrollo de capacidades tecnológicas, incrementar la confianza y la seguridad en el uso de las tecnologías digitales y crear un entorno que facilite su apropiación crítica en todos los niveles.

Sociedad civil:

  1. Lograr una auténtica inserción ciudadana en los recursos y ofertas culturales a fin de lograr su transformación como instrumentos formativos.  
  2. Proponer agendas políticas innovadoras dirigidas a vincular las diversas instituciones de investigación, educación y desarrollo para provocar diálogo en torno a temas específicos.
  3. Promover el acceso universal a todos los recursos culturales mediante mecanismos flexibles y diversificados que se adapten a las características y necesidades de los diversos grupos sociales y de edad.
  4. Desarrollar observatorios ciudadanos que sistematicen las solicitudes de información y conocimiento de manera que su acción sea oportuna y útil para la toma de decisiones.
  5. Proponer el uso de medios de comunicación para dar a conocer resultados y logros de las aportaciones de la ciencia, la tecnología y la cultura en la solución de sus problemas presentes y futuros.

Instituciones de educación superior:

  1. Proponer modelos innovadores que generen aprendizajes complejos y formen personas que se inserten críticamente en la sociedad, que construyan soluciones con creatividad y que tengan capacidad para generar proyectos alternativos.
  2. Contribuir al mejoramiento económico, social y cultural, y a una más sana convivencia humana a partir de firmes fundamentos éticos.
  3. Proponer modelos de planeación prospectiva y estratégica para la atención de problemas reales y para la anticipación de efectos negativos en la vida personal y social de las personas.
  4. Diseñar estrategias que contribuyan a la construcción de sociedades educadoras.
  5. Sistematizar la información pertinente que sea oportuna, comprensible, confiable, accesible y útil, que apoye la toma de decisiones.

La educación superior estimula la capacidad para imaginar, aprender e innovar y favorece la expansión de todos los recursos de la cultura a favor de proyectos sociales compartidos; asimismo, es una plataforma de desarrollo humano que promueve la inclusión social y genera conocimientos con un alto valor social.

Las políticas públicas tienen que asegurar el acceso y egreso de la educación superior a todos y todas las jóvenes que tienen apostados sus proyectos de vida a la mejor, más rigurosa y crítica formación profesional. De la misma forma, deben promover reformas de largo alcance para garantizar el acceso universal con equidad, el desarrollo de nuevos modelos de formación universitaria, gobernanza, financiamiento y la vinculación con los sectores gubernamental, legislativo, productivo-empresarial y de la sociedad civil, a fin de responder, de manera más clara y decidida, a las prioridades de México.


[1] Fuentes, M. (2020). COVID-19: el reto de construir una normalidad aceptable. Documento de Trabajo, Número 22. Programa Universitario del Desarrollo, México: UNAM, consultado en: http://mexicosocial.org/covid19-el-reto-de-construir-una-normalidad-aceptable/

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