Los medios actuales son resultado de su alianza con el neoliberalismo. Para justificar las medidas privatizadoras, desde ellos se emprendieron campañas de desprestigio de los servicios públicos a los que se les llamó “atrasados” o “premodernos”; mensajes contra la propiedad de la nación como algo que nos anclaba al “atraso”; y machacando con que los derechos sociales eran privilegios y la lucha por su defensa, “delincuencia organizada”.
Al mismo tiempo ostentaron la cada vez más ofensiva opulencia en los despilfarros de los “creadores de riqueza”, que no eran los trabajadores, sino los millonarios que defraudaban al fisco y obtenían contratos por sus lazos con los políticos. Desarrollaron una idea de la vida como una competencia permanente, a través de reality shows y relatos donde la “superación” era un esfuerzo solitario.
A todos los demás, los medios nos responsabilizaron de nuestra propia atención médica, educación, y empleo. Desregular fue sinónimo de eficiencia.
El mercado supuestamente libre fue la mejor forma de justicia. A cambio de este apoyo al modelo neoliberal, a los dueños de los medios se les hizo partícipes de los beneficios de la concentración de la riqueza: así, los conglomerados ahora incluirían hospitales privados, constructoras de infraestructura, y hasta manejo de cárceles.
Es por esas y otras muchas razones que los proyectos nacionales de transformación en América Latina han tenido que enfrentar verdaderas campañas de los medios, nacionales y extranjeros, como una prioridad para poder gobernar.
En este número, hemos invitado a dos grupos de colaboradores. Uno, nos escribe sobre la campaña negra contra la 4T y su dirigente en la prensa extranjera: Kurt Hackbarth, nos habla de los medios corporativo estadounidenses; David Raby, de los británicos; Jesús García, de La Opinión de Los Ángeles, sobre la recepción de los juicios al Chapo y a García Luna, y Pedro Gellert trata de responder a la pregunta de por qué los medios alternativos en Estados Unidos no han desarrollado una solidaridad informativa contra las mentiras corporativas.
La segunda parte es una revisión de Zuleyma Molina sobre el fenómeno comunicativo de “las mañaneras”, acompañada de dos entrevistas, una a Azul Alzaga, una de las periodistas clave en el desarrollo de un sistema de medios públicos, y otra con el vocero del Presidente López Obrador, Jesús Ramírez Cuevas.
Al final, creemos que lo que se ha enfrentado con solvencia, no es la comunicación, que es efímera, sino la transmisión, que es el relato colectivo de lo que se hereda.