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Bienestar laboral: segundo piso de la transformación

El segundo piso de la cuarta transformación debe ser obrero y campesino.

Es difícil hablar del camino que se debe seguir para transformar la vida laboral de las personas trabajadoras, porque hay mucho que decir.

Con el gobierno de la llamada cuarta transformación se ha dignificado el trabajo en México mediante políticas en salarios mínimos y mediante la reforma laboral, entre otros factores que han contribuido de manera importante a mejorar las condiciones de los y las trabajadoras. 

Aún quedan temas pendientes, como seguir contribuyendo a reducir las brechas de género, que actualmente persisten en el mercado laboral; un sistema nacional de cuidados, que puede ayudar a que más mujeres decidan participar en el mercado laboral formal, así como inspecciones laborales que contribuyan a cerrar las brechas salariales.

Un par de pendientes importantes se hallan también en la reducción de la jornada laboral, pues México es uno de los países con más horas promedio trabajadas, y reformar el sistema de pensiones para garantizar una calidad de vida digna entre las personas adultas mayores.

De igual forma, se debe seguir impulsando la política salarial, pues se ha demostrado que ha repercutido de forma exitosa en la reducción de pobreza de la población. Los laborales son el componente más importante de los ingresos totales de la mayor parte de la población mexicana.

Salario mínimo y salarios dignos

El salario mínimo tuvo un crecimiento extraordinario durante este sexenio que está por concluir. Alcanzó 249 pesos diarios a nivel nacional y 375 pesos diarios en la zona libre de la frontera norte.

El general llegó a cubrir 1.71 veces la línea de pobreza por ingresos que calcula el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). La Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami) estimó que para cumplir cabalmente con lo que dice la constitución en su artículo 123, el salario mínimo debe cubrir al menos dos veces la línea de pobreza por ingresos que estima el Consejo. Esto es porque ese indicador es la cantidad que una persona necesita para satisfacer sus necesidades básicas, alimentarias y no alimentarias. En México, en un hogar típico, hay dos personas que trabajan y dos dependientes económicos.

La meta se ha cumplido en la zona libre de la frontera norte, pero aún no se ha alcanzado en el resto del país. Aun cuando se alcance, ello no implica que todas las personas en todo el país podrían cubrir siempre sus necesidades básicas; además, la línea no contempla gastos sumamente importantes en los hogares, como el pago de alquiler cuando no tienen vivienda propia. Tampoco estima factores como la diversión y el esparcimiento, ni que el hogar pueda deja de ser vulnerable ante un gasto imprevisto (como en salud, por ejemplo).

Sistema Nacional de Cuidados

En México, las mujeres dedican más tiempo a las labores de cuidados y trabajos no remunerados que los hombres, por lo roles de género. Según datos de la Encuesta Nacional del Uso del Tiempo (ENUT) que elabora el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2019 las mujeres de 15 y más años destinaron en promedio 9.9 horas semanales menos al trabajo remunerado en comparación con los hombres. En cuanto al trabajo no remunerado del propio hogar y de cuidados de las personas integrantes del mismo, las mujeres destinaron en promedio a estas actividades hasta 20.1 horas semanales más que los hombres. Con esto, la brecha en participación laboral entre hombres y mujeres es de 30.1 puntos porcentuales.

La Conasami ha elaborado estudios sobre los determinantes de la participación laboral de las mujeres en el país; se ha encontrado que las mujeres en hogares con presencia de infancias, personas con discapacidad y personas adultas mayores tienen una menor probabilidad de participar en el mercado laboral que aquellas en hogares sin estos grupos de poblaciones. Lo anterior sugiere que la existencia de un Sistema Nacional de Cuidados podría impulsar la participación laboral femenina.

Un Sistema Nacional de Cuidados puede incidir positivamente en permitir que más mujeres accedan al mercado laboral, sobre todo en los empleos formales, incrementen las horas destinadas al trabajo remunerado, no interrumpan sus trayectorias profesionales o académicas, y se capaciten y dediquen más tiempo al ocio y otras actividades.

Informalidad laboral

En cuanto a la informalidad, existen varias propuestas para continuar reduciéndola. Si bien las reformas y políticas laborales han vuelto mucho más atractiva la formalidad y esto ha provocado que más personas trabajadoras exijan su acceso a la seguridad social, se pueden implementar otras políticas para acelerar el proceso.

La informalidad laboral en México ha crecido menos durante el sexenio de la cuarta transformación. El empleo formal creció 14.3 por ciento, mientras que el informal lo hizo en 7.8 puntos porcentuales. Esto es producto de reformas en el mercado laboral, es decir, mayor salario promedio, más vacaciones, más prestaciones y una justicia laboral expedita, lo que ha incrementado el incentivo de los trabajadores a moverse o exigir ser movidos a la formalidad.

Una política adicional que contribuiría mucho a la reducción de la informalidad es incrementar las inspecciones laborales en empresas sospechosas y que se haga obligatoria la inscripción por parte del patrón a la seguridad social para los regímenes fiscales de asimilados a salarios y honorarios. Según los últimos datos del Servicio de Administración Tributaria (SAT), existen 2.1 millones de trabajados en el régimen fiscal de los asimilados a salarios, lo que indica que, aunque son trabajadores que pagan impuestos en una empresa formal, no tienen acceso a la seguridad social. Sería de suma importancia institucionalizar una comisión intersecretarial entre el SAT, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) para atacar este problema.

Jornada laboral

Un tema fundamental es la reducción de la jornada de trabajo. México es uno de los países que más horas trabaja a la semana, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Además, existen prácticas de explotación entre las empresas, como obligar a los trabajadores a jornadas de más de 48 horas semanales, evidentemente sin saldar horas extra.

Reducir la jornada laboral se traduce en un menor número de horas trabajadas sin afectar la producción, lo que implica una mayor productividad, así como un alza en el salario por hora (Alemania, Japón, Brasil, Canadá y Francia), lo que compensaría los posibles costos adicionales para las empresas. Lo que sí es importante contemplar es que el impacto que puede tener una reducción de la jornada en la economía depende del sector y del tamaño de la empresa; es así que, con datos del tercer trimestre de 2023 de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), también del Inegi, se observó que las empresas más afectadas son las micro y medianas, donde, respectivamente, el 77 y el 75 por ciento de su personal trabaja más de 40 horas.

Cuando se analiza la economía por sectores, vemos que el mayor impacto ronda restaurantes y servicios (con 89.3 por ciento de su personal por arriba de las 40 horas), comercio (86.2 por ciento), construcción (85.9 por ciento), agricultura (82.2 por ciento) y manufacturas (78.3 por ciento).

En todas las partes del mundo donde se ha reducido la jornada laboral, se ha hecho de manera gradual e incluso se han contemplado el tamaño de las empresas. Por tanto, para el caso de México será importante que la implementación también sea gradual y se haga de manera diferenciada por tamaño y sector empresarial.

Aunque la reducción de la jornada va, es importante pensar en su implementación. Probablemente se deba hacer gradual en el caso de las pequeñas y medianas empresas, y entre los sectores de servicios y comercio; es decir, que cada año se vaya reduciendo una cantidad de dos o cuatro horas, hasta llegar a ocho.

Lo que sigue

El segundo piso de la cuarta transformación debe ser obrero y campesino. Fueron muchos años de salarios oprimidos y trabajadores sin derechos. Hemos hecho un viraje de 180 grados y debemos de seguir firmes por ese camino. Apostar sin miedo a que podemos tener un México sin injusticias sociales. Los que luchamos y trabajamos día a día en la cuarta transformación, como dijo Buenaventura Durruti, “llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones. Ese mundo está creciendo en este instante”.

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