Al parecer, en Coahuila, la coalición “Alianza Ciudadana por la Seguridad”, sólo busca concretar acuerdos para obtener cotos de poder y no la representación ciudadana.
CIUDAD DE MÉXICO (Sentido Común).- De cara a las elecciones presidenciales del 2024, los partidos políticos llevan meses preparándose. Tal es el caso de los partidos Revolución Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD) que prepararon una coalición de nombre “Alianza Ciudadana por la Seguridad” para las elecciones del 2023 en el Estado de Coahuila.
Según el acuerdo que presentaron ante el Instituto Electoral de Coahuila (IEC), la coalición repartió el presupuesto de campaña y el encargado de la relación con los medios de comunicación para dar a conocer la información de campaña.
La proporción de las candidaturas a diputaciones no fue a partes iguales, en caso de ganar, el PRI tendrá derecho de acreditar nueve diputaciones, el PAN será acreedor a cinco y el PRD sólo a dos.
Actualmente el PRD, no tiene representación en el congreso local de Coahuila, el PAN sólo tiene dos representantes y el PRI tiene la mayoría con 16 diputados activos. Quien resulta mayormente beneficiado es el PRD, que pasa de no ser representado en el congreso local, a tener, al menos, dos diputaciones. Por el contrario, el PRI pierde siete curules de representación en el legislativo de la entidad.
Recordemos que en enero del presente año, cuando se acordó la coalición entre dichos partidos, se hizo de conocimiento público que el PRI decidirá las candidaturas a la gubernatura de las dos entidades, Coahuila y Estado de México. Posteriormente el PAN decidiría la candidatura presidencial y la jefatura de gobierno, es decir, los candidatos tendrían que salir de las afiliaciones de sus respectivos partidos. El PRD, fue abiertamente relegado de decidir las candidaturas, siendo el menos beneficiado por dicho acuerdo.
A unos días de la elección, las encuestas como Demoscopia Digital, indican que la coalición de la “Alianza Ciudadana por la Seguridad” lleva la delantera con 48.2 puntos porcentuales, mientras que Armando Guadiana, su adversario más cercano, tiene 30.4% de la preferencia electoral.
Lo anterior no representa necesariamente el deseo del electorado, ni tampoco un rotundo éxito por parte del proyecto en cuestión, la empresa encuestadora Enkoll, en su más reciente reporte, indica que el 62% de los encuestados prefieren que haya un cambio de partido en el gobierno, mientras que el 33% piden que siga gobernando el PRI, todo ello en respuesta a la pregunta: ¿Qué es mejor para el estado de Coahuila en este momento?
De cara al 2024, la coalición entre los partidos menos preferidos por la población, tampoco representa un embate confiable contra lo que ellos insisten en llamar “la dictadura de la 4T”.
Lo que realmente representan son acuerdos para obtener cotos de poder, repartir lo poco que queda y obtener representación político-electoral en los próximos comicios.
Según palabras de Jesús Gerardo Puentes Balderas en su columna ¿Victoria Pírrica? Para el medio local El Coahuilense, “se evidencia el hartazgo de la ciudadanía por las élites fracasadas de los partidos políticos obsoletos, dentro de los cuales el PRI ocupa el deshonroso primer lugar de repudio social”.
Prueba de lo anterior es que el pasado 28 de mayo ocurrió un altercado entre simpatizantes del PRD y el PRI, sillas y golpes llovieron durante varios minutos posterior al cierre de campaña de Alejandra del Moral en Toluca, Estado de México.
Es decir, poco importa si las bases de los partidos están de acuerdo, poco importa si la ciudadanía tiene confianza en los partidos, lo importante es ganar espacios que sólo benefician al presupuesto de los partidos y el trabajo de los actores políticos en cuestión.