Plaza de la Constitución S/N: Cartas al presidente

Plaza de la Constitución S/N

Hace algunos meses en una sobremesa familiar nos preguntamos qué pasaría si la gente pudiera escribirle al presidente López Obrador. Así germinó la convocatoria llamada “Plaza de la Constitución S/N” o Cartas al Presidente; fue una idea que conversé con mi amiga Renata Turrent y que de la mano de Oliveira Mijarez vio la luz en septiembre pasado, todo esto a partir de asumir, en ese momento, que faltaba un año para el retiro de la vida pública de Andrés Manuel y todo lo que ello implicaba.

Desde el General Lázaro Cárdenas México no había vuelto a tener un presidente cuya conexión con el pueblo fuese de tales dimensiones. Muchas personas pueden no considerar el factor emocional como algo importante en cuestiones políticas, pero hay quienes creemos que las grandes transformaciones involucran una buena dosis de ello. En 2018 tuvo lugar el triunfo electoral de un movimiento social que logró derrotar por la vía pacífica un proyecto antinacional, enquistado desde hace décadas en el poder y cuyo sello fue siempre un marcado alejamiento de la gente. Habrá quien suponga que, en el año 2000, con la llegada del llamado “presidente del cambio” hubo algo parecido a una experiencia política con carácter masivo, pero creo que no hay comparación entre ese hecho y todo lo que envuelve al 2018, al igual que todo lo que ha ocurrido desde entonces. El modo en el que se ha construido la relación, a lo largo de muchos años, entre un dirigente -AMLO- y sus simpatizantes, es algo que no se veía hace muchas décadas.

Hay muchas razones que explican esta relación tan estrecha entre el líder y la masa, aunque lo que prive sean interpretaciones casi siempre incompletas o parciales que la mayoría de las veces hacen énfasis en aspectos psicológicos que asumen una supuesta irracionalidad de la gente; en factores como “el carisma” del dirigente; por una proclividad antidemocrática, tanto del líder como de la gente que amenaza a las minorías. Lo cierto es que, para el caso actual de México, hay todavía poco análisis que abone para entender cómo se construye esta relación entre el dirigente y el pueblo y qué sucederá una vez que López Obrador desaparezca de la escena pública.

Tal vez “Plaza de la Constitución S/N” sea un intento para tomar en cuenta directamente los dichos de las personas y con ello poder elaborar una lectura más cercana a su experiencia y al modo en el que este pueblo, que muchos dicen que no existe, ha devenido tal. Porque el pueblo puede estar dado en las leyes y el discurso, pero se materializa en ciertos momentos; la pregunta entonces no sería “¿existe el pueblo?” sino “¿cuándo existe el pueblo?”. En la historia contemporánea de México, al menos, se sabe que el presidente en turno recibe siempre muchas cartas que mayoritariamente relatan problemas que requieren solución, peticiones para conseguir apoyos de diversa índole y denuncias de despojos e injusticias históricas. Seguramente todo ello ha sido material para historiadores, pero es poco conocido lo que se ha investigado y aunque sabemos que todos los escritos que se envían son canalizados al área de Atención Ciudadana, en este sexenio -que ha sido singular en el vínculo entre dirigente y pueblo- no contamos aún con un balance del contenido, los temas, las ideas, las palabras más mencionadas y otros elementos de estos escritos, un material que ya es parte de la historia y merecería especial atención así como un enfoque comparativo con el material de sexenios pasados.

Ciertamente el material escrito no es el único que existe hoy para poder conocer e investigar al respecto de los momentos y las maneras en las que el pueblo se materializa y establece ese nexo que pareciera indisoluble con su dirigente. La primacía de las redes sociodigitales ha dado lugar a un amplísimo acervo audiovisual que también merecería ser analizado. Sin embargo, a nosotros nos pareció que existen todavía muchos lugares en el país en los que el acceso y la conectividad son limitados, por eso se ha hecho difusión de nuestra convocatoria en muchas oficinas postales del país.

En una próxima entrega hablaré más a detalle de los contenidos de las cartas que se han recibido, pero por ahora me gustaría compartir algunos rasgos de estas cartas. En su mayoría, las mujeres son quienes envían su misiva y el tema general en el que las cartas se enmarcan es el agradecimiento, aunque también aprovechan para despedirse de su presidente y en menor medida para quejarse o expresar su repudio. Un contenido recurrente es apelar a la historia o trayectoria propia dentro del movimiento político que ha encabezado López Obrador; otras veces se hace alusión a los programas sociales y lo que ellos han representado en sus vidas; y varias cartas comparten reflexiones en torno al amor por la cultura propia, la importancia de los valores, la dignidad en contraposición a una realidad y un discurso neoliberal y plagados de racismo. En general, la gente expresa haberse dado cuenta, haber adquirido consciencia y reflexionan acerca de la importancia de sentirse tomados en cuenta, de ser parte de algo de lo que se pueden sentir orgullosos.

Puede ser apenas un pequeñísimo botón de muestra, pero me atrevo a decir que en este ejercicio se confirma la posibilidad de que la política, una vez reapropiada por la gente común, se vuelve un elemento para reconstruir o fortalecer una identidad nacional. Que existe un orgullo nacional que va más allá de los símbolos patrios, una selección nacional deportiva o una fiesta patria –todos ellos elementos importantes, pero no suficientes para explicar ese algo que nos incluye a todos, eso a lo cual pertenecemos. Cada carta es un ejemplo del modo en el que las personas se vuelven protagonistas de un proceso político, cada carta es un grano de arena de ese barro que hace posible, en ciertos momentos, la existencia de eso que llamamos pueblo.

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