Plan México: estrategia para el nearshoring

Columnas Plebeyas

En el marco de la gira de despedida del presidente Andrés Manuel López Obrador y de agradecimiento de la futura mandataria, Claudia Sheinbaum, se llevó a cabo esta segunda quincena de julio de 2024, en San Luis Potosí, una asamblea popular sobre el balance de la economía mexicana y sus relaciones exteriores.

Durante el evento, la secretaria de Economía saliente, Raquel Buenrostro, y su sucesor, Marcelo Ebrard, tomaron la palabra. También participó el titular de la Secretaría de Hacienda, el doctor Rogelio Ramírez de la O, quien continuará en su cargo durante el nuevo gobierno. En su intervención, Ramírez de la O relató que en 2021 el presidente le encomendó la formulación del llamado Plan México, que refleja la visión estratégica de López Obrador sobre la industrialización futura del país frente a los cambios acelerados en la economía global para las próximas décadas del siglo XXI.

El plan tiene como principio fundamental la toma de conciencia sobre la necesidad de producir más de lo que el país consume, ya que existe una gran dependencia de productos básicos provenientes de China. Para ilustrar este desbalance, Ramírez de la O señaló que mientras México compra al gigante asiático 119 mil millones de dólares anuales, apenas le vende 11 mil millones: “China nos vende y no nos compra, y eso no es un comercio recíproco”, afirmó.

Según su análisis, esto genera un sentimiento de proteccionismo en la región, ya que China ha aumentado sus exportaciones a costa de las de Norteamérica. Los datos son contundentes: mientras la participación de China en las exportaciones mundiales de bienes y servicios pasó del 3.8 al 14.5 por ciento en lo que va del siglo XXI, la participación de Norteamérica disminuyó del 18.7 al 13 por ciento. En términos del producto interno bruto mundial, la economía china pasó del 3.8 al 18 por ciento, mientras que Norteamérica bajó del 35 al 29 por ciento.

El Plan México plantea un reclamo frente a esta situación de alta dependencia y lo traduce como una oportunidad para que el país aumente su participación en la producción mundial. Pero, a diferencia de Estados Unidos, la estrategia no se basa en aranceles (o proteccionismo clásico), sino en el desarrollo de infraestructura de comunicaciones y energía, promovido por el actual gobierno como base para elevar la producción de elementos no sólo manufacturados, sino con un creciente contenido nacional. A medida que aumente esta capacidad industrial, se resolverá el problema de alta dependencia con respecto a la economía china. Esta necesidad regional también subraya que la futura renegociación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) debe superar la tradicional sumisión del país a Washington y reconocer la necesidad compartida de ampliar sólidamente las capacidades industriales de la región.

No debemos olvidar que el Plan México no se trata solo de industrialización en abstracto, sino de generar condiciones que permitan la ampliación y profundización del estado de bienestar que construye la cuarta transformación.

No es un detalle menor que esta reunión se haya llevado a cabo en San Luis Potosí: aunque no se mencionó en el evento, cabe recordar que en este estado nació uno de los principales fundadores de la carrera de economía en nuestro país: don Jesús Silva Herzog (1893-1985), quien no sólo fue funcionario con Lázaro Cárdenas y artífice del estudio económico que demostró el abuso de las petroleras extranjeras, lo que dio paso a la expropiación, sino que sus reflexiones provinieron de las demandas sociales de la Revolución mexicana (la tercera transformación de la vida pública nacional, por cierto) y tenía claros los riesgos del imperialismo norteamericano.

En este momento en que la discusión sobre industrializar a través de la intervención del Estado regresa al escenario, es necesario recordar que el espíritu originario de la ciencia económica en México proviene del ideario revolucionario, que tenía en mente no sólo la industrialización, sino sobre todo el contenido social. Esto deberá estar presente en el impulso de la nueva política industrial y, sobre todo, en la estrategia para la reinserción en las nuevas condiciones del mundo multipolar en construcción.

Compartir:
Cerrar