Manifiesto por un nomadismo político

Columnas Plebeyas

A la memoria de los 39 muertos y los 29 los heridos de Ciudad Juárez y a la de las incontables víctimas del mismo odio a los empobrecidos que produce el sistemático despojo territorial.

Con el primer sociólogo de la historia —Ibn Jaldún— aprendí a respetar a los nómadas, a admirar su valentía y su comprensión de la tierra. A diferencia de los sedentarios, que herimos el suelo con pesados edificios (los mismos que en los temblores nos aplastan), los nómadas pasan por la vida dejando huellas ligeras (en su mayoría, orgánicas). Se me ocurre resignificar el número y la inicial 4 T como cuatro formas de acampar.

1 T: 2006, campamentos del Paseo de la Reforma. Ríos de dignidad y resistencia creativa me permitieron renacer como mexicana: 48 días, nueve kilómetros de una esperanza que no debe olvidarse. Entonces, vimos tiendas de campaña habitadas por el pueblo. Las vimos despertar para re-existir afirmando la vida, para aprender y tejer justicia creando comunidad. En otra parte me explayé sobre esa memoria. La esperanza nunca es vana (canta Borges)… y se materializó 12 años más tarde.

2 T: 2017, tras las huellas de la justicia del otro, en un grupo de estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), munidos de un poema que conjura el despojo territorial (El discurso del “indio”, de Mahmud Darwish), nos encaminamos hacia el desierto de Sonora para aprender de los nómadas del mar (la nación comcaac: que más tarde AMLO visitó). Llevamos su mensaje (y el mismo poema) a los campamentos del Sáhara Occidental y regresamos con nuevos mensajes de defensa amorosa del territorio.

3 T: 2020. No todo lo que brilla es oro: vimos volar tiendas de campaña en el Zócalo. Tal vez haya sido un performance, una confesión de un movimiento huero: cáscara racista de imposible contenido. El viento se llevó las tiendas, y —gracias a Dios…— borró las huellas de una teología política inconfesable que, al instrumentalizar el mensaje del Evangelio, lo mancilló.

4 T: Hoy acampan (en Reforma también) los mal llamados “migrantes”. Migran las aves: las personas deben refugiarse cuando les arrebatan la tierra bajo sus pies. Refugiados de un sistema que produce masas de empobrecidos para enriquecer a unos pocos. Vivimos enredados en un sistema aporofóbico (que erige muros para detener a los pobres que él mismo produce).

Vuelvo a intervenir con una h intermedia la tan temida como insoslayable condición de ser heridos, que nos une como human@s. Invitación a ejercitar la vulner(h)abilidad en estas 4 T:

1 T: Tras 12 años de paciencia esperanzada, es hora de que germine con fuerza el amor a la vida, a la justicia del otro: por el bien de todos, primero los pobres ¡y abajo los privilegios! También los míseros privilegios en la cadena de abusos y explotación a todos los niveles, en todas las instancias del Estado (sin pausa: de arriba hacia abajo ¡y de abajo hacia arriba también, ya basta de mezquindad corrupta! Insta Ciudad Juárez: epítome de las fronteras alambradas de muerte).

2 T: En febrero de 2022 vimos al presidente tomar nota con papel y lápiz de los encargos que le hizo la regidora comcaac —reconocida luchadora social— Gabriela Molina. AMLO presta atención y anota la tarea que le dictan los pueblos originarios (no recuerdo haber visto a otro presidente dejarse dictar por las víctimas de despojo). La atención, dice Malebranche, es la plegaria natural del alma. Esta “plegaria” implica un compromiso del presidente de la 4T con los pliegos petitorios de los pueblos de México (a quienes reconoció como los legítimos dueños en Palacio Nacional).

3 T: Vanidad de vanidades fue el rezo del vacuo campamento golpista y sus repeticiones: afán de un Zócalo al que sólo sabe apuntar desde la mirilla del real estate (hace un año, el papa Francisco acusó al sistema mundial de coprofilia: fetichismo de los propios excrementos por parte de los medios de comunicación).

4 T: Por fin, desde dentro del Palacio Nacional, no puede demorarse más la hora de mostrar la diferencia también en la política migratoria. Desde arriba, se apuesta a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) para contrarrestar el servilismo de la Organización de los Estados Americanos (OEA), pero con eso no alcanza. La vida es primero. Hago votos para que, en un ejercicio de vulner(h)abilidad, el campamento de Reforma de hace casi 17 años germine con fuerza en este campamento de refugiados.

No dudo de que la 4T —por su compromiso y amor a la vida de tod@s— será capaz de dejar muy clara la diferencia. Este es mi voto por la profundización del nomadismo político que se ejerce cada mañana desde la vulner(h)abilidad, a fin de librarnos del peso de una burocracia sedentaria y corrupta. La habilidad de los nómadas está en la valentía de moverse con honesta ligereza y sin confundir jamás estabilidad con pesadez.

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