Especialistas y académicos se reunieron para reflexionar sobre el desarrollo de una institución de educación media y superior accesible e inclusiva en los próximos años.
CIUDAD DE MÉXICO (Sentido Común).- El 3 de febrero pasado, múltiples especialistas y académicos se reunieron en el foro “Educación Superior”, de la iniciativa “Diálogos por la Transformación”, para reflexionar sobre las posibles vías para el desarrollo de una institución de educación media y superior accesible e inclusiva, para los más de 40 millones de mexicanos que están próximos a cursar la universidad.
Desde el Conjunto Santander de Artes Escénicas, de la Universidad de Guadalajara, el Dr. Héctor Ramírez del Razo (UNAM), Bernardo González Arechiga (FIMPES), Martha Vergara (COMIE) y Blanca Inguanzo (UdeG-SNII) coincidieron en que México se encuentra en un momento adecuado para establecer un proyecto educativo con una perspectiva de diez años, ya que más de la mitad de la población se encuentra en el rango de edad para estudiar.
Asimismo, señalaron la necesidad de incorporar las nuevas competencias que demanda el contexto económico del país, capacitando a los estudiantes en materia de innovación y nuevas tecnologías, empleadas en las diversas industrias existentes. En este sentido, González-Aréchiga, Rector de UVM Tlalpan, planteó un reto para los siguientes seis años, que consiste en incrementar la oferta de educación a distancia, la cual ha experimentado un crecimiento del 94% desde el año 2015.
La Dra. Vergara Fregoso propuso revisar los exámenes de admisión de las universidades en el país, los cuales aseguró, no incluyen a los estudiantes de comunidades y pueblos originarios y afromexicanos. Por otro lado, señaló la posible creación de un sistema educativo intercultural, que desarrolle la impartición de conocimientos como la medicina alternativa, sin discriminar a las personas que no provengan de un pueblo originario.
Por último, luego de escuchar a todos los participantes, hubo consenso con respecto a la necesidad de regular en los próximos años, a las universidades particulares, mismas que se han apartado de un estándar de calidad que comprenda la excelencia en el conocimiento disciplinario, la capacidad de aplicación de los profesores y la responsabilidad ética de los mismos.