Espacio urbano y lucha de clases

Columnas Plebeyas

Conceptos como el derecho a la ciudad o a la vivienda han estado presentes en un sinfín de libros, artículos, foros, acuerdos internacionales y constituciones en los últimos años. Pero, ¿de qué hablamos cuando hablamos del derecho a la ciudad?

Introducido por Henri Lefebvre en 1968, más que un concepto es una invitación colectiva a imaginar y transformar radicalmente el espacio y las ciudades, orientándolas a nuestros deseos y necesidades, y poniendo el valor de uso por encima del valor de cambio.

En La ideología alemana, Karl Marx y Friedrich Engels plantean que “las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o, dicho en otros terminos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante”. Dos ejemplos claros de cómo el capital y las clases dominantes moldean e imponen material e ideológicamente su lógica para su reproducción, evolución y superviviencia se hallan en el espacio y la ciudad. Como señala Lefebvre en La producción del espacio, “es el espacio y por el espacio donde se produce la reproducción de las relaciones de producción capitalista”.

El fetichismo y la ideología de la modernidad, de la mano de tecnócratas, urbanistas y arquitectos, han querido imponer la idea del espacio y la ciudad como algo neutral que no tiene implicaciones ideológicas ni políticas. Sin embargo, en los últimos años hemos visto cómo procesos de industrialización y urbanización bajo la lógica del capital y las finanzas globales han complejizado el problema, creando ciudades cada vez más inaccesibles, desiguales, injustas y violentas para la mayoría de personas que habitamos en ellas, donde acceder al mercado laboral o tener una vivienda cada vez es más complicado. Como diría David Harvey: “ahora no construimos ciudades para que la gente viva, sino para que se invierta en ellas”.

Más alla de la especificidad de cada geografía, hay tendencias y problemas comunes; procesos como la gentrificación de los centros históricos, la estigmatización de los barrios populares, la privatización de los bienes comunes, el financiamiento de la vivienda, la exclusión social y la fragmentación urbana son fenómenos que se presentan en ciudades y países con distintos contextos.

Esto exige pensar el espacio y la ciudad en el marco de la lucha de clases, ya que la urbanización ha estado presente siempre en la división de clases y son la clases subalternas las que sufren en mayor proporción estos problemas, por lo que la lucha por espacios y ciudades orientadas a las necesidades sociales y la emancipación de quienes las habitamos es una lucha colectiva, cultural, económica y sobre todo política, en la cual Lefebvre tendría razón al insistir en que “la lucha de clases se despliega en la ciudad” y que “la revolución de nuestra época tiene que ser urbana o no será”.

Compartir:
Cerrar