¿El tirano del año?

Columnas Plebeyas

Mohammed Bin Salman, Teodoro Obiang, Daniel Ortega, Aleksandr Lukaschenko, Kim Jong Un, Xi Jinping, Alí Jamenéi… y Andrés Manuel López Obrador. La lista anterior presenta los nombres de algunos nominados por la revista de origen británico Index on censorship para su antipremio del tirano del año. 

Cualquier persona con una idea mínima de la situación política en nuestro país podrá darse cuenta de que el nombre de AMLO, por decir lo menos, desentona en el listado. La primera obviedad resulta en que todos los líderes de la propuesta, exceptuando a López Obrador, gobiernan mediante sistemas electorales no competitivos. En otros términos, el mexicano es el único líder democráticamente electo bajo los parámetros internacionales. Es también el único que no ha excedido su tiempo debido de mandato, entre otras cosas. 

Sin embargo, como su nombre lo indica, la revista se especializa en denunciar la censura. Fue fundada en la década de 1970 y en sus objetivos dice defender la libertad de expresión no únicamente en el ámbito periodístico, sino también en el artístico, el académico, el mediático y el digital. Su directora es una exparlamentaria por el Partido Laborista inglés, y la publicación se financia principalmente vía donaciones de corporaciones como Facebook u otras entidades, como la Open Society Foundation. 

En la lista de principales donadores no se encuentra ningún nombre que tenga intereses explícitamente encontrados con los de la llamada cuarta transformación, así que en lo superficial podría descartarse que responda a un grupo de interés muy específico cuya intención sea exclusivamente golpear al gobierno de México. Asumimos que para poner en una lista de represores y censores a López Obrador tienen preocupaciones genuinas. 

Y leyéndolos se vislumbra cuál es esa preocupación: la situación de los periodistas en México. Así, enumeran tres verdades que son inapelables. En primera instancia que las condiciones para la práctica del periodismo en muchas regiones del país son nefastas. En segundo lugar que el funcionamiento del mecanismo para protección a periodistas tiene falencias evidentes y puede verse desbordado. Finalmente, que la impunidad para los asesinos de periodistas tiene cifras más que preocupantes. 

El hecho que México sea uno de los peores países para practicar el periodismo en el mundo es un problema que se sabe. Aunque en ninguna medida este hecho alcanza para tildar a un gobierno central como censor y opresor. Para que un gobierno sea tiránico debe atentar deliberadamente en contra de la libertad de expresión. 

En el escrito donde se justifica la presencia mexicana en su lista de nominados hablan de una particular indolencia del presidente hacia los asesinatos de periodistas, declaración por lo menos discutible. También lo acusan de haberle declarado una guerra a los periodistas opositores. Para ello toman afirmaciones del presidente fuera de contexto, donde se refieren puntualmente al duelo personal de López Obrador con el “periodista” Carlos Loret de Mola. Además, citan las inquietudes de la organización no gubernamental Artículo 19, que también responsabiliza al presidente directamente por la delicada situación que atraviesa el gremio periodístico en nuestro país. La publicación declara que la supuesta guerra de AMLO contra las élites se trata en realidad de una guerra contra los periodistas. 

 Las anteriores declaraciones se basan en el trabajo del escocés Nicholas Williams, asesor de la revista. Este hombre escribe sobre la censura en Irán, Arabia Saudita, Rusia, Túnez o Ruanda, entre otros. Significa que no se especializa en nuestro país, ni siquiera en nuestra región. Ello puede hacerlo seguir una opinión sesgada acerca del actuar del gobierno. Podría decirse que no se basa en investigaciones exhaustivas, más bien en opiniones, principalmente de quienes más voz tienen en el extranjero, es decir: las élites del periodismo.

Fueron esas élites las mismas que salieron a pregonar con alegría la presencia del presidente en la lista, junto con las personas de la oposición. El hecho fue tendencia en Twitter por un par de días, y después fue olvidado por el surgimiento de otros asuntos de actualidad.

Sin embargo, me parece que, más allá de la oposición, flaco favor les ha hecho esta revista a las víctimas de las dictaduras al colocar a López Obrador entre los nominados al tirano del año, pues lo equiparan una democracia con gobiernos que reprimen y asesinan directamente a la población civil, incluyendo a los periodistas, como puede ser el caso de Alí Jamenéi o Mohammed Bin Salman. Flaco favor le ha hecho a la democracia mexicana, pues reforzar la idea de que un gobierno democrático es dirigido por un tirano puede generar confusiones graves entre la población y en la opinión de personas extranjeras. Y flaco favor le ha hecho a su propia revista, pues un error de esta talla, cuando menos, pone en duda la seriedad y el rigor de las investigaciones que hacen para elaborar su premio. 

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