Ante el contenido cuestionable producido y transmitido por las televisoras comerciales, la televisión pública representa una ventana que ofrece un respiro respecto a programación creada con el fin principal de ganar rating, y por consiguiente anunciantes, a costa de lo que sea. También lo es en términos informativos, pues la información presentada por los canales principales por lo general es tendenciosa y tiene como prioridad la defensa de ciertos intereses políticos y económicos.
Antes escribí sobre La casa de los famosos y sobre cómo este reality representa un retroceso, en particular respecto a la normalización de la violencia hacia las mujeres. En contraparte, la televisión pública es otra opción para los televidentes, que entretiene, pero que ayuda a formar otros puntos de vista, a conocer otras maneras de comprender el mundo.
Crecí teniendo acceso sólo a la televisión abierta. Viendo Canal Once y Canal 22 adquirí mi gusto por el séptimo arte, pude ver películas de todas partes del mundo que me marcaron a una edad un tanto precoz. En Diálogos en confianza escuché hablar por primera vez sobre la homosexualidad de una manera digna, lejos de los estereotipos de la comedia de Televisa. Con Cristina Pacheco aprendí que se puede hacer otro tipo de periodismo televisivo, menos estridente, más humano.
La televisión pública debe ser un espacio que contribuya al pensamiento crítico, a abrir horizontes en las mentes de los televidentes, a través de la educación, de mostrar la diversidad cultural y de la producción de contenido ideado desde la responsabilidad social.
En el contexto de la 4T, representa la oportunidad, además, de crear espacios que contribuyan a la politización de la sociedad, donde, en un ambiente de pluralidad, se puedan escuchar también voces de izquierda como contrapeso a la línea editorial marcadamente de derecha de los medios hegemónicos.
La tarea no es sencilla, sobre todo en el momento actual, donde la televisión compite con el contenido de internet, de las redes sociales y las plataformas de streaming. Sin embargo, seguramente se lograran avances en este sentido durante el siguiente sexenio, que está a la vuelta de la esquina, con los nombramientos de Renata Turrent como directora de Canal Once y de Alonso Millán Zepeda como director de Canal 22, quienes seguramente cumplirán de manera exitosa con la parte que les corresponde en la revolución de las conciencias impulsada por la 4T.