El café por las nubes y compañeros cafetaleros viviendo un infierno

Ensayos

Hace unos años, Armando Bartra, Rosario Cobo y Lorena Paz Paredes, a través de una compilación titulada La hora del café, nos narraron una espléndida historia sobre la relación compleja de los campesinos mexicanos con un aromático arbusto originario de Etiopía, África. La planta de café, invasora, llegó a México por el Soconusco, Chiapas, sembrada en fincas de alemanes, y se extendió a los altos de Chiapas y Oaxaca, en la zona mixteca, además de expandirse durante 100 años a las laderas de la vertientes del golfo de Veracruz, Puebla e Hidalgo, en montañas, bosques y selvas que retienen la humedad ascendente de los mares.

A los campesinos el café les ha significado una relación de agobio, dolor y martirio. Muchos de ellos son indígenas que participan en la pisca junto con sus familias. La Revolución mexicana no los liberó demasiado de su condición de dependencia. Sólo a través de los años y de a poco empezaron a confraternar con el grano mediante su propia organización y dedicación, con apoyos públicos contradictorios.

Mediante la apropiación social, han logrado relacionarse con la riqueza y beneficios del café, con el esfuerzo de miles de campesinos que hoy están luchando también en la defensa de su producción de un precio justo, en busca de beneficios y exportación directos y de prácticas sustentables amigables con la biodiversidad. Así, pelean por liberarse de cacicazgos locales, regionales e internacionales, así como de la competencia desleal de plantaciones a sol que resultan contradictorias con la protección del medio ambiente, cobijadas en la deforestación que promueven empresas como Starbucks y Nestlé junto a otras corporaciones internacionales. Una batalla cotidiana que se complica por competencias injustas y, muchas veces, la fuerza del Estado mexicano y el amparo de gobernadores.

Los campesinos organizados sobre todo impulsan el café bajo sombra, o sea, que crece al cobijo de hojas de árboles de selvas y bosques templados, como los que hay en muchas regiones de México. Se trata de una convivencia que incluso permite la presencia de fauna mayor, como el jaguar, documentada por los hijos de los cultivadores mediante aplicaciones de tabletas y computadoras con las que registran sus hallazgos para padres y abuelos.

El café bajo sombra, cuidado por manos amables, solidarias y colectivistas, a veces se vende muy bien, más cuando producciones sustentables. No obstante, es difícil la convivencia en espacios abiertos deforestados con empresas trasnacionales de producción de café, las cuales cuentan con cientos de prerrogativas y apoyos públicos y privados para su producción de gran escala. Un fuerte contraste con los pequeños productores agrupados en diferentes regiones cafetaleras del país, en Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Nayarit, Puebla, el Estado de México y principalmente Veracruz; ellos han vivido un periodo complejo y lleno de contradicciones. En la sierra norte de Puebla están organizados en torno al grupo indígena campesino “La Tosepan”, quienes también hicieron labores de promoción de la llamada cuarta transformación que impulsa el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Sin embargo, este respaldo se ha diluido a partir de decisiones como entregar recursos directamente a los productores mediante un esquema de tarjetas similares a los programas Progresa y Prospera, que impulsaba el Partido Acción Nacional (PAN).

Además, el sistema judicial mexicano, especialmente en Veracruz y el Estado de México, impone pésimas condiciones de seguridad para personas detenidas. Casi vivo en carne propia la historia de un joven mensajero de aplicación, quien fue a recoger un paquete por el azar de su trabajo, concretamente una silla de dentista, y resultó acusado de complicidad en extorsión. Mientras se averigua el caso, durante su detención ya le pusieron “una madriza” para que valore cuán importante es pagar protección. “O pagas o te lleva la chingada”. Además, claro, está detenido injustamente, sin ser juzgado.

Aunque el sistema penal acusatorio establece que todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario, personas como el joven se mantienen detenidas, contra sus más elementales derechos humanos.

Mientras muchos políticos y empresarios están libres, hay muchos campesinos pobres que simplemente no pueden pagar grandes abogados. Así, campesinos que exigen precios justos para sus productos son encarcelados por presión de grandes trasnacionales.

Es en este contexto que cafetaleros enviaron una carta al presidente López Obrador, que considero que debe leer y abordar en la conferencia matutina, además de exigir al poder judicial la liberación de distintos compañeros acusados de provocar un incendio en una planta de Agroindustrias Unidas de México (AMSA), cuando ni siquiera se encontraban en el lugar de los hechos. Además, fueron vinculados a proceso y conducidos a un penal de alta seguridad.

Un juez dispuso prisión preventiva y los vinculó a proceso, como al joven repartidor. ¿Qué suerte correrán los compañeros y compañeras cafetaleros?

Comparto aquí una parte de la carta:

Estimado Presidente:

Cirio Ruiz González, Crisanto Valiente, Minervo Cantor, Abraham Cabal, y Viridiana Bretón (exalcaldesa de Ixhuatlán del Café), productores y representantes de agrupaciones cafetaleras del Estado de Veracruz, fueron INJUSTAMENTE detenidos el pasado 26 de mayo.

Los detenidos pertenecen a varias organizaciones de Coatepec, Ixhuatlán del Café y Huatusco, integrantes de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras (CNOC).

Están acusados por la empresa Agroindustrias Unidas de México (AMSA) de provocar el incendio de su beneficio de café en Ixhuatlán del Café. Se trata de una venganza y un escarmiento de AMSA contra los cafetaleros y sus líderes, que protestaron por la baja arbitraria de los precios del café pagados por esta empresa en enero del 2022.

A partir de su detención han sido tratados como delincuentes al ser trasladados al penal de máxima seguridad de Amatlán de los Reyes, en Veracruz, y en una audiencia realizada en el juzgado de Huatusco el juez no aceptó las pruebas de que los demandados no se encontraban en el lugar del incendio cuando este ocurrió; dicho juez dictó la medida de prisión preventiva, vinculando a proceso a los inculpados, lo que es INADMISIBLE y revela un claro contubernio entre el juez y la empresa AMSA, por lo que los productores exigen la inmediata suspensión de dicho juez.

SR. PRESIDENTE. Este caso comprueba sus dichos sobre el poder judicial. Le hacemos un respetuoso llamado para que intervenga y logremos la liberación inmediata de Cirio Ruiz González, Crisanto Valiente, Minervo Cantor, Abraham Cabal y Viridiana Bretón

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