El apartheid israelí en cifras de desarrollo

Columnas Plebeyas

La miseria religiosa es a la vez la expresión de la miseria real y la protesta contra la miseria real. La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el sentimiento de un mundo sin corazón, así como el espíritu de una situación sin alma. Es el opio del pueblo.

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La distancia entre Tel Aviv y Gaza es menor a la que hay entre la Ciudad de México y Cuernavaca. Sin embargo, las diferencias en calidad de vida son sustanciales; en buena medida, debido al apartheid que ha establecido Israel sobre los territorios palestinos que ocupa desde hace una década. La población de Israel es de 9.2 millones de habitantes, con una tasa anual de crecimiento del 1.51 por ciento. Cabe destacar que la población musulmana en Israel es de alrededor del 18 por ciento, cerca de 1.66 millones de personas. La población de origen judío es de alrededor de 6.74 millones. La población de Palestina, sin considerar a todos aquellos que fueron forzados a abandonar su país, es actualmente de 5.4 millones de personas, con una tasa anual de crecimiento de 2.31 por ciento.

Es decir, si sumamos la población musulmana de Israel más la Palestina, tenemos que en ese territorio viven todavía más musulmanes que personas de origen judío y con una tasa de crecimiento poblacional mayor para el primer grupo religioso.

En 2022, Israel ocupó la posición 22 de entre 191 países en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) que publica cada año el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Este índice operacionaliza al desarrollo humano, al cual subsume en tres dimensiones: educación, salud y poder adquisitivo. El valor del índice israelí incluso estuvo por arriba de países que consideramos desarrollados, como Francia, Italia y España. En cambio, Palestina estuvo en el lugar 106, por debajo de países como Cuba, México y sus vecinos Egipto y Jordania.

Mientras la esperanza de vida en Israel es de 82.3 años, en Palestina es de casi una década menos: 73.5 años. En buena medida, esta diferencia en la esperanza de vida se explica también por la mortandad infantil. En Israel, esa tasa para los menores de cinco años fue de 3.4 por cada mil niños nacidos vivos en 2021, mientras que en Palestina fue más de tres veces mayor: 14.8, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, en su sigla inglesa). En Israel, la mediana de edad es de 29.1 años, mientras que en Palestina es de 19.6 años. Es decir, en este territorio prácticamente la mitad de la población ¡son menores de edad!

Cuando un adulto israelí tiene en promedio una escolaridad de 13.3 años de estudios, equivalentes a un año de educación superior, un adulto palestino tiene en promedio un año de educación media superior; es decir, la diferencia es de todo un nivel educativo. Se espera que un israelí que actualmente está estudiando tenga una escolaridad de 16.1 años, lo cual equivale a una licenciatura terminada. En cambio, las perspectivas educativas para un niño o joven palestino, aun antes de la devastación de la infraestructura educativa que actualmente está cometiendo el ejército de ocupación israelí contra territorio palestino, era de un año de educación superior. Nuevamente, la diferencia es de un nivel educativo. 

Finalmente, el ingreso nacional bruto (INB) israelí es de 41,521 dólares, no muy diferente del de Japón e Italia. En cambio, el INB palestino es de 6,583 dólares, inferior al de Cuba y Vietnam. Visto así, en menos de lo que recorremos de la Ciudad de México a Cuernavaca podemos apreciar fuertes diferencias en calidad de vida que van de un país desarrollado a uno en desarrollo.  

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