Desafíos y futuro de la política inmigratoria mexicana

Ensayos

Por décadas se ha dicho que México era el trampolín para brincar a Estados Unidos (EUA) sin papeles. Esto no ha cambiado, pero la importancia del tema se ha acentuado. Los flujos migratorios ilícitos de refugiados y otros migrantes de sur a norte han crecido y EUA ha cerrado más su frontera sur para impedirles el paso. Ningún gobierno mexicano ha podido modificar esa dinámica. El mayor desafío que México ha enfrentado es su realidad geopolítica: su vecindad con el país más poderoso del mundo al que 20 millones de migrantes quieren entrar.

Desde el sur del continente, México es la única puerta terrestre de entrada a EUA. A lo largo de la porosa frontera mexicana con Guatemala y Belice hay unos 720 sitios por donde cruzar de forma irregular (sin papeles). Al norte, México es el único país que comparte 3,150 kms con la frontera sur de EUA, una de las más largas y porosas del mundo.

La inmigración securitizada

A partir de la década de 1990, EUA securitizó la migración; es decir, insistió en tratarla como tema de seguridad y a los inmigrantes como peligrosos “ilegales”. A partir de la Administración del demócrata Bill Clinton (1993-2001), la política inmigratoria de EUA se endureció cada día más y se erigieron muros de todo tipo. Luego, los ataques terroristas del 9/11 en 2001, permitieron al presidente republicano George W. Bush (2001-2008) establecer la seguridad fronteriza y las bardas como pilares de la política migratoria de EUA. Esto se ha exacerbado por un creciente sentimiento anti-inmigrante y racista alimentado por las ambiciones político-electorales de Donald Trump y otros republicanos ultraderechistas.

La política dura de EUA limitó más el margen de acción de México. Consecuentemente, desde mediados de los 90 todos los gobiernos mexicanos han implementado políticas de contención de seguridad fronteriza para cooperar con EUA, con la excepción de Felipe Calderón quien cooperó con la “guerra contra las drogas”.

La política de AMLO

Al Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO, 2018-2024) le tocó lidiar primero con el Presidente Trump (2016-2020), antimexicano que amenazó con agregar un muro fronterizo impenetrable, y luego con el Presidente Joe Biden (2020-2024), demócrata moderado y respetuoso de México pero sujeto a enormes presiones político-electorales anti-inmigrantes domésticas.

Asimismo, la política mexicana se formuló en medio de un inédito y difícil contexto doméstico, bilateral e internacional. Por un lado, comenzaron una serie de caravanas de miles de hondureños vía México con destino a EUA y se desató la pandemia del COVID-19. En lo doméstico, el gobierno de AMLO enfrentaba enormes presiones y oposición política por la transformación del régimen mexicano que iniciaba y una opinión pública negativa hacia la inmigración irregular.

Desde mediados de 2019, la política de AMLO ha sido una de contención y disuasión mediante la aplicación de la ley implementado por el Instituto Nacional de Migración (INM) con apoyo de la Guardia Nacional. Se ha centrado en desalentar la inmigración irregular fronteriza y alentar la migración regular y ordenada. Sus mecanismos incluyen las detenciones, deportaciones y otras medidas.

Otro pilar prioritario es abordar las causas estructurales de expulsión para disuadir la inmigración irregular. Desde principios de 2019, se implementó el “Plan de Desarrollo Integral El Salvador-Honduras-México” para fomentar el desarrollo social y económico en esos países y evitar que tantas personas que pasan por México dejen sus países de origen.

Un componente crucial de la política de AMLO ha sido que EUA asuma su corresponsabilidad. Para esto, ha insistido en que contribuya fondos para el desarrollo regional e incremente el número de visas de varios tipos disponibles para que los centroamericanos y otros no tengan que recurrir a la irregularidad.

Otro componente central de la política de índole bilateral es su participación en programas de EUA para contener la inmigración irregular y procesar a los solicitantes de asilo. México ha participado en los “Protocolos de Protección de Migrantes” (PPM), también conocido como “Quédate en México”; el Título 42 —T42 cerró la frontera debido al COVID-19— y el Título 8 (T8, estricta política de asilo). Esencialmente, México ha cooperado de 2 formas: (1) recibiendo a inmigrantes irregulares y otros expulsados por EUA devolviéndolos a su país de origen; y (2) permitiendo que los solicitantes de asilo esperaren en ciudades fronterizas del norte mexicano mientras EUA decide si los asila o rechaza y expulsa.

Resultados

El balance de la política inmigratoria mexicana es una mezcla de buenos resultados, deficiencias y repercusiones negativas no intencionadas. El 26 de julio pasado, la Canciller mexicana Alicia Bárcena resaltó importantes logros para desalentar la inmigración irregular y alentar la regular y ordenada, objetivos centrales de la política.1[i] Un logro importante es que, ante la insistencia de AMLO, EUA aumentó su contribución de $4 mdd a $40 mdd para los programas de desarrollo económico y social “Sembrando Vidas” y “Jóvenes Construyendo el Futuro” para Ecuador, Cuba, Belice y Guatemala. Si bien el mayor impacto de este tipo de programas sociales generalmente tarda en visibilizarse, Jesús Ramírez Cuevas, vocero de AMLO, ya reportó algunos avances del Plan que inició AMLO en 2019. En 2021 y 2022 México generó 84,947 empleos para los hondureños y salvadoreños y se proyectan otros 148 mil en 2023.2 También destacó que el flujo de migración entre los beneficiarios en ese mismo período bajó de poco más de 52% a 7% en ambos países.

Otro logro es que, para aligerarle la carga a México, Biden acordó con AMLO la emisión de más visas humanitarias y de reunificación familiar que ayudarán a reducir el número de migrantes que espera en ciudades mexicanas y el tránsito terrestre de nuevos migrantes vía México. Las visas de reunificación serán para hondureños, guatemaltecos y salvadoreños y los permisos humanitarios temporales para refugiados cubanos, venezolanos, haitianos y nicaragüenses. Entre otros requisitos, los solicitantes de los países caribeños tendrán que llegar por avión, en lugar de por tierra, de sus países de origen a EUA y así evitar México. A la fecha, han entrado a EUA unos 166 mil solicitantes caribeños, 106 mil a través del programa CBP-One bajo el T8. De acuerdo con Bárcena, unos 272 mil migrantes ya han entrado legalmente a EUA.

Además, con ese propósito, EUA también emitirá medio millón de visas humanitarias exclusivamente para solicitantes de esas cuatro nacionalidades que ya estén en ciudades fronterizas mexicanas. Ellos representan la mayoría de los aproximadamente dos millones que esperan en México.

Respecto a los migrantes que están en México de forma irregular, el balance es mixto. Por un lado, de los 6 millones en México, “solo 2.2 millones han sido acreditados” por las dificultades en atenderlos, según dijo el Comisionado del Instituto Nacional de Migración el 26 de julio pasado. Por el otro, tan solo entre diciembre 2018 y abril 2019, los primeros cuatro meses del gobierno de AMLO, se otorgaron un número récord de visas humanitarias. Durante ese periodo se otorgaron 26,584 visas en comparación con las 5,102 que se otorgaron en el mismo período de 2017 y 2018.3 Es decir, hubo un incremento del “7,000 por ciento”.

México también busca lidiar más eficazmente con los migrantes irregulares que llegan a México y los devueltos por EUA. La Canciller Bárcena anunció también que el gobierno mexicano trabaja en la instalación de “un paso internacional en el sur de México que brinde servicios de refugio, y a la vez opciones de empleo”. Se trata, dijo, de ¨conectar esta migración con los grandes proyectos que se están haciendo en el sur-sureste” y afectará principalmente a los cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos que quedaron rezagados en México al fin del T42. Aunque faltan detalles, parece que será un centro que ofrecerá varios servicios a los migrantes y que podría cubrir algunas de las importantes deficiencias de infraestructura que enfrenta la política inmigratoria mexicana.

En cuanto a detenciones y deportaciones, la Organización Mundial para las Migraciones (OIM-ONU) reportó que, entre 2019 y 2022, las autoridades mexicanas devolvieron a sus países de origen a casi 450 mil personas migrantes.4 Las detenciones de personas sin papeles crecieron un 28 por ciento en los ocho meses de junio 2019 a febrero 2020, un récord relativo al año anterior. La mayoría fueron hondureños, seguidos por guatemaltecos y salvadoreños.

La contribución de México a la dinámica migratoria al otro lado de la frontera es importante. El número de “encuentros” en la frontera México-EUA contabilizados por la patrulla fronteriza (CBP) bajó de 2.4 millones durante el período octubre 2021-septiembre 2022 a 100 mil para mayo 2023 cuando finalizó el T42, según el periodista J. Jesús Esquivel.5 Cada encuentro equivale a una vez que CBP encuentra, aprehende y expulsa a una persona que entró ilegalmente. Además, el número promedio de cruces irregulares diarios empezó a bajar desde mayo pasado, En marzo 2022, había 7,100 diarios y para mayo 2023 ya habían bajado a 3,360. No obstante, no hay certeza de que seguirán bajando o se mantendrán a ese nivel. Estas reducciones en la frontera del lado de EUA se deben probablemente a una combinación de las políticas de cada país, la coordinación y cooperación bilateral y las percepciones de los migrantes sobre la situación.

En suma, la política inmigratoria mexicana ha tenido importantes logros y contribuido a los de EUA. Sin embargo, como con todas las políticas públicas, también ha habido deficiencias y consecuencias no intencionadas negativas.

Deficiencias y consecuencias negativas

Hay grupos de presión pro-migrantes constituidos mayormente por organizaciones sociales, personas de la academia y otras, tanto mexicanas como extranjeras, que denuncian las repercusiones negativas de la política mexicana (y de EUA) en los migrantes. Principalmente, objetan su enfoque en detenciones y deportaciones.

Asimismo, critican que la política mexicana resulta en largas esperas por permisos de algún tipo que parece que ya ni se dan; detenciones largas y en condiciones intolerables en centros de detención migratoria; insuficiencia de albergues para que esperen y no acaben en campamentos en áreas públicas o situación de calle. También denuncian que la política (y la de EUA) aumentan su vulnerabilidad a las organizaciones criminales; actos de corrupción por parte de agentes del INM; y hasta abusos de derechos humanos por parte de agentes migratorios y de la Guardia Nacional.6

Ciertamente, el gobierno mexicano no se da a basto en materia de infraestructura y recursos para la óptima implementación de su política. Tampoco ha podido garantizar la seguridad de los migrantes ni suficiente personal debidamente profesionalizado para este tipo de política.

Sin embargo, los grupos críticos no parecen tener el respaldo de la mayoría de los mexicanos ni representar sus preferencias políticas. De hecho, parecería que un porcentaje importante de mexicanos hasta apoyaría una política más dura. En ciudades fronterizas mexicanas del norte y sur directamente afectadas, como Tijuana y Tapachula, los ciudadanos y autoridades locales y estatales se quejan de los costos sociales de la inmigración irregular, incluyendo insuficiencia de albergues y salud pública y hasta incremento en las rentas de vivienda para los locales. Este sentir parece estar más generalizado, pues se refleja en los resultados de la encuesta de los periódicos Washington Post y Reforma de julio 2019, que indican que un 40 por ciento de los mexicanos dice que “los migrantes son una carga” para los mexicanos, pues se benefician de programas sociales y empleos que deberían de ser para ellos.7

Una encuesta anterior, del periódico El Universal, indica que el porcentaje de los que creen que los migrantes perjudican a México creció del 34 al 58 por ciento de octubre 2018 a abril 2019; mientras que la del Washington Post-Reforma reporta en julio 2019 un mayor porcentaje (64%) que cree que los migrantes son una carga para México. Además, un “55 por ciento apoya que se deporte a los que transitan por México para llegar a EUA”; mientras que solo un siete por ciento apoya que “México ofrezca residencia a centroamericanos que transitan por México para llegar a EUA”. No obstante, una tercera parte de los encuestados “apoya darles permiso de residencia temporal en México mientras EUA decide si los admite”.

Sin embargo, parece que en realidad la migración no es un asunto prioritario para los mexicanos. La encuesta Washington Post-Reforma reporta que en julio 2019 solo un pequeño 2% de los mexicanos encuestados nombró el tema como el de mayor importancia para México. Actualmente, y en medio de la pre-campaña electoral presidencial, la migración ni siquiera figura entre sus prioridades, según encuesta de mayo de 2023 y la opinión de algunos expertos académicos.

¿Qué debe hacer México?

No es factible abandonar la actual política inmigratoria mexicana a corto y mediano plazo. Además, por cuestiones de geopolítica le conviene al gobierno mexicano. EUA depende tanto de México para su política migratoria y de seguridad fronteriza que se convierte en una ventaja. Es decir, la cooperación mexicana es la mejor palanca disponible actualmente para negociar con EUA este y otros temas prioritarios desde una posición menos desventajosa para México.

Sin embargo, sí es necesario mejorar y ajustar la política. Entre otras recomendaciones, México debe:

1) Continuar los apoyos para los programas sociales en Centroamérica para desalentar la inmigración irregular. También debe establecer métricas adecuadas para medir sus resultados y detectar la necesidad de ajustes.

2) Requerir que EUA done más fondos públicos para el desarrollo en Centroamérica y otros países clave en la dinámica migratoria regional.

3) Agilizar y aumentar la emisión de visas humanitarias y otros permisos esenciales para que los inmigrantes que esperan en las fronteras sur y norte de México puedan hacerlo de manera digna. Para esto, es necesario mejorar la infraestructura burocrática para procesar las solicitudes más eficientemente.

4) Requerir que EUA aumente más el número de visas humanitarias para entrar a EUA para las nacionalidades que más transitan por el país y esperan en México.

5) Fortalecer la infraestructura humanitaria para los migrantes que esperan en México. Esto incluye más y mejores albergues, así como acceso a la salud para todos y a la educación para los menores.

6) Mejorar las condiciones de la estancia de migrantes en los centros de detención migratoria en México. Hay que profesionalizar y supervisar más al personal de vigilancia; mejorar el trato a los migrantes y las condiciones de seguridad, higiene y hacinamiento. Asimismo, hay que reducir el tiempo de su detención y, si es necesario, agilizar el retorno de los ahí alojados a sus países de origen.

7) Exigir mayor corresponsabilidad financiera a EUA para cubrir los costos administrativos y de manutención, detención y atención a los migrantes en condiciones dignas y seguras que México incurre mientras los migrantes esperan en México a que EUA decida sus solicitudes de asilo u otros trámites.

8) Asegurar que tanto INM como Guardia Nacional cumplan con sus funciones profesionalmente y sin violar los derechos humanos de los migrantes. Para esto, habría que mejorar y fortalecer la rendición de cuentas, profesionalizarlos y capacitarlos más en la materia. En el caso del INM, debe abordarse más seriamente la corrupción que impera desde hace décadas en la institución.

Por supuesto que siempre se puede mejorar la política inmigratoria en México. Y aún con las limitaciones que impone la realidad geopolítica de México, México puede desalentar la inmigración irregular y alentar y facilitar la migración regular, segura y ordenada en un marco de derechos humanos, legalidad y que aborde las raíces de la emigración.

Notas

1. SRE, “México reafirma su compromiso con una migración segura, ordenada, regular y humana: Alicia Bárcena”, Comunicado de Prensa, 26 julio 2023, .

2. Jesús Ramírez Cuevas, 26 julio 2023.

3. Stephanie Leutert et al., “Las políticas migratorias de Andrés Manuel López Obrador en México”, mayo 2020.

4. “Perfil Migratorio – Boletín Anual 2022, OMI-ONU.

5. Un encuentro puede tratarse de la misma persona que una vez expulsada a México vuelve a intentar varias veces entrar a EUA. Ariel Ruiz G Soto, “El número récord de encuentros con migrantes en la frontera México-Estados Unidos encubre la historia más importante”, 22 octubre 2023. El dato de 2023 lo reportó J Jesús Esquivel en radio Aristegui Noticias el 26 julio 2023.

6. CNDH, “Informe Especial sobre los Protocolos de Protección a Migrantes (MPP) – Programa Quédate en México 2019-2021. Análisis de su Impacto en los Derechos Humanos de las Personas en Movilidad en México”, 6 diciembre 2021. También ver Leutert 2020.

7. Kevin Sieff y Scott Clement, “Inmigrantes indocumentados vistos de forma desfavorable en México, de acuerdo a encuesta”, 17 Jul 2019,

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