Desafíos de salud para el nuevo sexenio

Columnas Plebeyas

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador enfrentó problemas de inequidad en la cobertura, prácticas discrecionales y desvíos de recursos que existían bajo el Seguro Popular y lo hizo con la creación del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi). Sin embargo, su implementación enfrentó varios problemas, incluida la ausencia de reglas de operación, retrasos en la compra de medicamentos y, sobre todo la pandemia de COVID-19, que coincidió con el arranque de su gestión y requirió enormes cantidades de tiempo, energía y fondos. Ante estas dificultades se optó por aprovechar la capacidad técnica y operativa del programa IMSS-Bienestar, que pasó a ser un organismo público descentralizado en 2023 y al que se le asignaron las metas, objetivos, responsabilidades, obligaciones y financiamiento desde el Insabi (después extinto).

Los propósitos de estas reformas son, a grandes rasgos, asegurar suficiente personal, garantizar el abasto de medicamentos y equipos médicos, mejorar la inversión en infraestructura, priorizando obras de salud inconclusas, regularizar el empleo del personal de salud e implementar progresivamente el modelo Más-Bienestar.

De 2018 a enero de 2024, el personal de enfermería ha crecido un 15 por ciento; de especialidades médicas, un 18 por ciento, y de medicina general, un 30 por ciento. Se ha regularizado la situación laboral de más de 80 mil trabajadores de la salud y se procedió a contratar aproximadamente a 500 médicos especialistas extranjeros para cubrir “desiertos de atención” en 13 estados. El suministro de recetas ha alcanzado el 97 por ciento en todo el sector y se han invertido mas de 14 millones de pesos en el mejoramiento y equipamiento de unidades médicas.

A pesar de estos avances significativos, las metas aún son distantes. México enfrenta el desafío de lograr el abasto completo de medicamentos en todos los estados adheridos y de reducir las disparidades en el surtimiento de recetas entre instituciones y regiones del país. Aunque ha habido un aumento en el personal contratado y regularizado, persisten problemas de suficiencia y distribución. Las tasas de México aún están por debajo del promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), además de que persisten áreas desatendidas, especialmente en zonas rurales. Es importante destacar que los desafíos de abasto y suficiencia de personal son problemas arraigados en la historia del sistema de salud, no exclusivos de esta administración, aunque han sido formalmente abordados en el plan de desarrollo de este gobierno.

Respecto al objetivo que presenta progresos más moderados, el Más-Bienestar propone como brazo operativo del IMSS-Bienestar el Servicio Nacional de Salud Pública, recién creado este año y en proceso de reclutamiento y puesta en marcha. El Servicio Nacional de Salud Pública tiene como meta unificar a los servidores públicos que actualmente desempeñan funciones dispersas en salud pública, incluyendo unidades administrativas, la Secretaría de Salud y servicios estatales del ramo, con el propósito de consolidar los programas verticales en actividades de salud colectiva.

El principal desafío para la próxima administración será consolidar y estabilizar esta ambiciosa estrategia, que busca operar en los estados a través de una estructura que abarque los tres niveles de gobierno y sea transversal. Para garantizar su efectividad será crucial establecer una comunicación eficiente entre los tres niveles gubernamentales, respaldada por un financiamiento coherente con sus objetivos.

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