Según testimonio del testigo Édgar Veytia, el ex gobernador Ney González recibió órdenes de Felipe Calderón y Genaro García Luna para proteger al Cártel de Sinaloa.
CIUDAD DE MÉXICO (Sentido Común). – El pasado martes siete de febrero, en el noveno día de audiencias en el juicio que se lleva a cabo en contra del ex secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, en la Corte del Distrito Este de Brooklyn, Nueva York, la fiscalía llamó como testigo a Édgar Veytia.
El testigo, mejor conocido como “El Diablo”, exprocurador general del Estado de Nayarit y condenado a 20 años de prisión en los Estados Unidos, declaró haber recibido dos millones de pesos mensuales de parte del narcotráfico, un millón de dólares en total.
Por otro lado, Veytia aseguró que el que entonces era su jefe y también gobernador de Nayarit, Ney González, le dijo que participó en una reunión en Ciudad de México con el ex presidente Felipe Calderón y con García Luna, quienes le dieron órdenes de que “la línea” era con el Chapo, que la orden era proteger a Joaquín Guzmán Loera y sus socios, no a los Beltrán Leyva.
Pese a lo anterior, explicó Veytia, continuaron trabajando con los Beltrán porque Roberto Sandoval, quien fuera alcalde de Tepic, ya había hecho un acuerdo con los Beltrán a cambio de dinero para su campaña por la gubernatura.
Asimismo, narró que cuando Roberto Sandoval se convirtió en gobernador en septiembre del 2011, él fue nombrado subprocurador y aseguró que en esa época los abogados del Chapo, quienes se identificaron como Alcalá y Chaparro, lo buscaron para ofrecerle 10 millones de dólares para comprar la plaza de Nayarit. Sin embargo, no cambió de bando y siguió apoyando a “los H”, como también se conocía a los Beltrán.
También en 2011, Roberto Sandoval buscó a Genaro García Luna para pedir apoyo y más elementos de seguridad para el estado, por lo que viajó a la Ciudad de México con Veytia y su sobrino Hugo Sánchez a una reunión en el bunker, declaró. Mientras Sandoval y su sobrino estaban en la junta, Cárdenas Palomino aprovechó para comentarle que estaba apoyando al lado equivocado, refiriéndose a los Beltrán cuando debían de apoyar al Chapo.
Veytia afirmó que en 2012, Policías Estatales detuvieron una camioneta Suburban negra en Tepic, pero en seguida llegó la Policía Federal a ayudar a quienes se encontraban en su interior. Al lugar se presentó el comandante de la Policía Federal en Nayarit, quien dijo tener órdenes expresas de García Luna de que se dejara ir al vehículo y no se revisara. Así fue como Veytia dejó ir la camioneta en la que, según su contacto con los Beltrán, posiblemente se encontraba el Chapo.
Al día siguiente, recibió en su oficina al comandante de la Policía Federal en Nayarit, quien le puso a García Luna en el teléfono para agradecerle la atención brindada al liberar la camioneta y decirle que quedaba a sus órdenes.
Adicionalmente, dijo haber rechazado una oferta de Julián Venegas, compadre del Chapo, quien le ofrecía cinco millones de dólares para que dejara operar sólo a los chapos en el estado y no a los Beltrán. Además, Venegas le comentó que García Luna estaba de su lado y que le habían pagado ocho millones de dólares a cambio de su apoyo, gracias al cual pudieron ejecutar al H1.
Durante el contrainterrogatorio, la defensa cuestionó al testigo por no haber mencionado a García Luna antes del año 2019 e insinuó que lo único que buscaba con sus declaraciones, era reducir su sentencia.
En esta audiencia también concluyó el testimonio del ex embajador de Estados Unidos en México, Earl Anthony Wayne, a quien se le preguntó si había recibido información relacionada a que García Luna era corrupto y recibía dinero del narco, a lo que el testigo respondió que no. Posteriormente, el testigo afirmó que su equipo le comentó que la Policía Federal no era efectiva con ciertas organizaciones, ya que no iban en contra del Cártel de Sinaloa ni los Beltrán.
Finalmente, dos testigos adicionales fueron llamados al estrado. El primero de ellos fue José Moreno, agente del FBI en México de octubre de 2009 a enero del 2014, quien explicó como el nueve de febrero de 2012 se realizó una redada en los Cabos para capturar al Chapo. El FBI compartió información obtenida espiando el teléfono del Chapo con la Policía Federal a través de su contacto Iván Reyes, pero los agentes federales mexicanos llegaron tarde al operativo y el Chapo pudo escapar.
La siguiente testigo fue Marlene Tarantino, funcionaria del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos, quien presentó como evidencia la solicitud de García Luna para naturalizarse como ciudadano estadounidense, con fecha del uno de junio del 2018. La testigo manifestó que Genaro García Luna en su solicitud señaló que no había cometido ningún crimen.