La ola ha sido, desde finales del siglo XVIII hasta nuestros días, una metáfora de las revoluciones. Un movimiento tan sólo contenido por su propio ritmo. Como tal, la actual ola es democratizadora, plebeya y en busca de una representatividad que sea lo más cercana a la soberanía popular. En lo que va de este año postpandemia, la ola alcanzó nuevas playas: la revocación del mandato, la lucha por la reforma eléctrica y el inicio del debate sobre la reforma democrática. En este número de Sentido Común queremos reflexionar, desde la ola, sobre las orillas de la política a las que alcanza.
En primer término presentamos tres encuadres sobre la revocación del mandato del pasado abril, un acontecimiento histórico lleno de paradojas. Lucía Álvarez Enríquez, doctora en sociología y coordinadora del proyecto “Construcción de ciudadanía en la Ciudad de México”, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), nos delimita la óptica de la democratización de la democracia; Carlos San Juan Victoria, del seminario de México Contemporáneo de la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), analiza los resultados numéricos y electorales de la consulta, y Gerardo de la Fuente Lora, doctor en filosofía por la UNAM, nos traza sus aspectos simbólicos, en particular los musicales, para dar cuenta de sus contrasentidos.
Como ola democratizadora, electoral, y sonora, la revocación del mandato se nos presenta como volumen, alcance y ritmo. En su onda expansiva emergen nuevas formas de entender la política y lo político, que podemos escrutar como a los riachuelos y pequeñas lagunas que dejan las olas cuando se han retraído. Los invitamos a leer estas indagaciones antes de que vuelva a subir la marejada.