El lunes 3 de octubre la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, rindió su cuarto informe en el Auditorio Nacional. En un ambiente cargado de expectativas por su probable candidatura presidencial en 2024, la presentación se ciñó a destacar los avances de gobierno y no dio seña alguna de lo que la doctora prepara para el futuro inmediato. Sin embargo, su acción de gobierno ayuda a entrever cuál es la interpretación que Sheinbaum hace de la transformación que se ha comprometido a continuar.
La cuestión no es menor, pues será uno de los ejes de la discusión cuando la competencia con Marcelo Ebrard —la única otra figura con posibilidades reales para de ser el candidato del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena)— deje atrás su actual estado latente. La adhesión de buena parte de la ciudadanía al proyecto encabezado por Andrés Manuel López Obrador condicionará a que ambos aspirantes hagan explícita su interpretación del legado obradorista. Pero el verdadero desafío está puesto en un doble movimiento: a la vez que deberán mostrarse como garantía de continuidad también deberán enseñar un sello propio que haga creíble su proyecto.
En su informe hay algunos conceptos que pueden ayudar a identificar cuál es el proyecto de nación que promueve Claudia Sheinbaum. Una primera cuestión que resalta es el enfoque de derechos elegido para abordar cuestiones medulares para la vida social, como la educación, la salud, la cultura o la desigualdad digital. Abordar estas cuestiones como derechos significa no sólo hacerlos disponibles normativamente sino comprometerse con transformar las condiciones sociales que determinan el acceso a estos bienes y servicios públicos. Sin esta acción igualadora, estos bienes se vuelven mercancías que amplifican la desigualdad y la injusticia social.
La fuerte inversión en movilidad, conectividad y desarrollo comunitario (Pilares, Sembrando Parques) también marca otro punto importante. La imagen de un país desconectado y desarticulado socialmente, al que es necesario volver a integrar, es una metáfora potente que le asigna a la política un objetivo muy claro: hay que reconstruir los puentes que nos unen, y eso implica desde volver a invertir en infraestructura básica hasta fomentar espacios de de disfrute y aprendizaje.
Un aspecto que también resulta sugerente es el papel que el gobierno de la Ciudad de México le ha asignado a la innovación tecnológica como una herramienta de justicia social. Proyectos como la Agencia Digital de Innovación Pública, en tanto enclave de soberanía informática, o el Centro de Innovación Vallejo-I, en el que se busca articular ciencia, industria y desarrollo, apuntan a una perspectiva de futuro que aporta un sello singular.
La reducción de índices de inseguridad es un logro interesante en un contexto de recrudecimiento de la violencia en el país. El modelo de fortalecimiento institucional de la policía capitalina puede presentar un valioso complemento a la actual política de seguridad del gobierno federal, que Sheinbaum dijo respaldar. Si bien este modelo deberá ser adaptado en atención a las realidades de los estados federados, tiene la virtud de que vuelve a situar en la agenda pública el fortalecimiento de las policías.
El evidente desencuentro del presidente con las demandas y reivindicaciones feministas ha encontrado en la gestión de Claudia Sheinbaum un necesario matiz. Medidas como el Banco de ADN para agresores sexuales, la reforma a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia o la fiscalía especializada en feminicidios, apuntalan otra receptividad respecto a este problema.
Una de las ventajas que tiene la actual jefa de gobierno es un trabajo de gestión reciente que ha logrado traducir el mandato de transformación en políticas públicas que evidencian una interpretación singular del obradorismo. Es muy probable que, como ya lo vimos con el propio presidente, de esta experiencia de gobierno provengan las principales líneas de su proyecto de nación. La proyección de esta agenda a escala nacional no es algo inmediato y su proyecto deberá sintonizar con las necesidades locales.