Para Antonio Gramsci, cada grupo social “crea conjunta y orgánicamente uno o más rangos de intelectuales que le dan homogeneidad y conciencia de la propia función, no sólo en el campo económico sino también en el social y en el político”. Pero también señala que hay categorías de intelectuales preexistentes que buscan la continuidad de la historia, a pesar de los cambios más complicados de las formas políticas y sociales. Dentro de los segundos podemos ubicar a una gran parte de “intelectuales” que forman parte de la comentocracia mexicana, que buscan la continuidad del statu quo en el que han vivido durante décadas y que han sido incapaces de explicarse la arrolladora e histórica victoria político electoral de Claudia Sheinbaum Pardo, quien se convierte en la primera mujer presidenta después de 200 años de la independencia de este país.
Eduardo Galeano decía que “la primera condición para modificar la realidad consiste en conocerla” y en este sentido los “intelectuales” orgánicos del viejo régimen e ideólogos de la “transición democrática”, como les gusta llamarla, junto con sus órganos de difusión (Letras Libres, Nexos, Latinus, La Hora de Opinar, entre otros) decidieron aliarse a la coalición encabezada por el PRI y el PAN, en la cual se encuentra lo peor de la clase política mexicana, demostrando que ni estos “intelectuales” ni esta clase política conocen la realidad del país que unos buscan interpretar y los otros gobernar.
La burbuja en la que viven y su enorme arrogancia les ha impedido hacer un ejercicio de autocrítica que les ayude a entender lo sucedido el pasado domingo. Esa “oposición” que durante todo el sexenio no tuvo liderazgos capaces, no hizo propuestas serias, no tuvo proyecto alguno más que apelar al anti morenismo/obradorismo y fue incapaz de plantear alternativas y narrativas que le hicieran sentido al pueblo de México y que junto con sus “intelectuales neutrales y parciales” mostraron y siguen mostrando su profundo racismo, clasismo e ignorancia.
Durante toda la campaña reprodujeron una serie de mentiras y desinformación basada en el miedo, plantearon que era una “elección de Estado”, gastaron millones de dólares en campañas para llamar “narco presidente” a López Obrador y “narco candidata” a Claudia Sheinbaum, señalando que esta elección era entre “democracia” o “dictadura”.
Por otra parte, se les cayó su narrativa de que sólo los “pobres”, “ignorantes” y la gente que recibía programas sociales votaban por Morena, ya que las clases medias y altas, la gente con alta escolaridad y quienes no reciben programas sociales votaron mayoritariamente por Claudia Sheinbaum.
Trataron al pueblo como si fuera tonto e ignorante y este salió masiva y avasalladoramente a demostrarles de forma democrática que están equivocados y que no lo hacen por un “dinerito”, tampoco por ser “ciudadanos de baja intensidad” como planteó Héctor Aguilar Camín, ni por falta de “pedagogía democrática” como dijo Denise Dresser. Sino porque el pueblo de México cada vez está más politizado, discute, piensa y toma decisiones que le favorecen.