¿Manipula la CDMX el número de homicidios?

Columnas Plebeyas

Parecía innegable. La estrategia de seguridad en la Ciudad de México y sus sorprendentes resultados parecían incontrovertibles. Hasta que no lo fueron. Hoy —en medio de la contienda política por la jefatura de gobierno de la entidad y por la presidencia de la república— opinadores y analistas se desdicen: todo fue un espejismo. El trofeo se convirtió en humo. ¿Es así?

Hace un año lo supimos. Los homicidios dolosos en la Ciudad de México se habían reducido a más de la mitad gracias a la estrategia de seguridad implementada entre 2019 y 2022. Las estadísticas de defunciones registradas en 2022, publicadas el pasado 31 de octubre por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, lo respaldan. En 2022, en la Ciudad, ocurrieron 49% menos homicidios que en 2018.

Vamos entrando al barullo. Las estadísticas de defunciones de 2022 publicadas por el INEGI hicieron evidente un fenómeno inquietante: muestran 1549 casos de muerte externa —es decir, muertes no atribuibles a causas de salud— conocidas como “eventos de intención no determinada” (EIND). Se trata de casos en que los médicos no pudieron afirmar con certeza si la defunción fue causa de un homicidio, un accidente o un suicidio. En otras palabras, el 37.7% del total de defunciones por causas externas acontecidas en la Ciudad de México son clasificadas inicialmente como EIND y, aunque esta proporción anormalmente alta ha prevalecido desde 2013, la disputa política actual ha dirigido sus balas a cuestionar estos datos. 

Con base en ello —sin evidencia adicional y aprovechando la complejidad de la estadística— algunos opinadores y analistas han negado la reducción de homicidios en la Ciudad de México y sugerido que el gobierno local “maquilla” las cifras de homicidios para que figuren como EIND. Carlos Pérez Ricart y yo hemos llevado a cabo un análisis detenido para evaluar la verosimilitud de tal acusación. Aquí les comparto el resultado[1].

Para ilustrar el concepto de EIND, me referiré a un incidente reciente: la lamentable muerte de Ociel Baena, la primera persona no binaria en ocupar un cargo en un Tribunal Electoral en el país. El lunes de la semana pasada, los cuerpos de Baena y su pareja fueron descubiertos sin vida por heridas provocadas con navajas de afeitar causando inmensa indignación y recelo. Visualicemos la escena desde la perspectiva del médico que tuvo que certificar su muerte. ¿Podría el médico, tan solo basándose en la evidencia disponible, concluir sin lugar a duda que se trataba de un suicidio? Según el Manual de Llenado del Certificado de Defunción 2022 y la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud (CIE-10), la respuesta es negativa. En ausencia de información contextual, el médico no puede concluir si la muerte fue producto de un accidente, un homicidio o un suicidio. Por tanto, optará por clasificar ambos fallecimientos como EIND. La categoría Y28 del CIE-10 perteneciente a los EIND, abarca situaciones tales como contacto traumático con objeto cortante, de intención no determinada. Lo mismo se aplicaría a un cuerpo encontrado al pie de un edificio, donde el médico, basándose solo en ese hecho, no puede determinar si fue un suicidio, un homicidio o un accidente. En tales casos, se recurriría a la categoría Y31, destinada a caídas desde lugares elevados con intención no determinada. En total, 24 categorías siguen un enfoque similar.

Hasta aquí, todo bien. El alto número de EINDs en la Ciudad, conforme a nuestro análisis, parece responder a una buena práctica por parte de los médicos certificantes que no se anticipan a conclusiones sobre la causa de muerte. La posterior tarea de categorizar tales certificados de defunción recaerá en otra autoridad. En la Ciudad de México, le corresponderá a dos entidades autónomas de su gobierno: la Fiscalía General de Justicia (FGJ) —órgano constitucional autónomo— y al Instituto de Ciencias Forenses (INCIFO), adscrito al poder judicial. Tras terminar sus respectivas investigaciones, ambas entidades tienen la obligación de informar a la Secretaría de Salud local y al INEGI acerca de la reclasificación de los certificados de defunción; es decir, si estos deben mencionar como causa de muerte suicidio, homicidio o accidente. Es en este punto en donde presumimos que ninguna de estas autoridades está cumpliendo con su obligación, lo cual explicaría el número tan alto de EINDs que no se someten a una reclasificación posterior para las estadísticas del INEGI.

Mientras escribo estas líneas, las autoridades locales están trabajando en una mesa interinstitucional destinada a rastrear cada uno de los 1549 casos de EIND. ¿El objetivo? Determinar su clasificación precisa y mostrar, fuera de toda duda, de que no se trata de homicidios camuflados. En tal sentido, diversas pistas nos permiten anticipar que solo un reducido número de esos 1549 casos de EIND serán considerados homicidios. En primer lugar, la notable disparidad entre el bajo número de suicidios reportados por el INEGI (260) y el alto número reportado por la FGJ (567). En segundo lugar, el que los datos del INEGI reflejan una tasa de accidentes demasiado baja para la Ciudad de México, contrastando con su peculiar infraestructura y diseño urbano, así como con la densidad demográfica de la entidad. Resulta ilógico que la entidad presente solo 1552 accidentes al año, mientras Baja California reporta 2022 o Chihuahua 1815. En tercer lugar, la tasa de suicidios que presenta el INEGI también es considerablemente baja para la ciudad. No es sensato pensar, por el solo hecho del estrés urbano y por la densidad demográfica de la Ciudad, que en ella se cometan menos suicidios que en Coahuila, Chihuahua o Guanajuato. Por último, el INEGI solo reportó 747 homicidios dolosos en 2022 mientras que la FGJ reportó 849. Si es intención de la FGJ “ocultar” cifras, lo hace muy mal reportando más que aquellas detectadas por el INEGI. Desafía la razón.

Voy cerrando: no hay pruebas de que el gobierno de la Ciudad de México manipule artificialmente las cifras de homicidios. El descenso en la caída de homicidios dolosos en la Ciudad de México es real y debe celebrarse. No obstante, hay razones para corregir posibles omisiones de la FGJ y del INCIFO en la actualización de los casos catalogados como EIND. Además, se sugiere seguir de cerca el resultado de la mesa interinstitucional del gobierno local para solucionar el enigma y, de paso, rastrear la trazabilidad de los demás casos de EIND desde el inicio de la tendencia al alza, para corroborar de manera definitiva las hipótesis planteadas.


[1] Romero Rocha, V. & Pérez Ricart, C. A. (2023, 7 noviembre). ¿Esconde el gobierno de la CDMX el número de homicidios? nexos. Recuperado el 15 de noviembre de 2023 de https://seguridad.nexos.com.mx/esconde-el-gobierno-de-la-cdmx-el-numero-de-homicidios/

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