Aliado de mi causa

Plaza de la Constitución S/N

Estimado Presidente Andrés Manuel, mi nombre es Guillermina Lizárraga Pérez y tengo 48 años. Desde que por fin le reconocieron el triunfo en las urnas mi identidad nacional y postura frente a la sociedad se vio fortalecida, sentí que un aliado de mis propia causa ya estaba en el lugar correcto, más oportunamente que nunca. Le agradezco su calidad humana, su nivel intelectual y su servicio público de carrera, tres cualidades de las que han adolecido y continúan adoleciendo muchas de las personas en los distintos puestos de poder, de control de recursos y toma de decisiones.

Sus seis años de gobierno han fraguado los cimientos de nuestro futuro próximo, pase lo que pase, usted logró enderezar el barco de nuestro país. Fueron seis años en los que viví tranquila y satisfecha con su liderazgo y su gestión, con sus enseñanzas, su sentido del humor, su diplomacia y también con su fuerte convicción de ser el jefe de la nación, pues mucho aplomo se requiere para saber y poder gobernar sin ser un pelele o un autoritario, como fueron los últimos titulares del Ejecutivo.

El mundo sigue girando y se desdibujan los grandes proyectos. Como usted sabe, la manipulación de conciencias y la erosión de nuestra capacidad personal de cambiar la realidad empieza a generar varios desencuentros entre la gente y confusiones respecto a cuál es nuestro papel en el mundo, por lo menos a mí me pasa y a veces, compañero Andrés Manuel, me siento desconcertada.

Es cierto, no hay un gobierno perfecto, pero ¿para quién además? Sólo quien desconoce lo complejo de la organización social de nuestro país se atreve a descalificar sus atinadas decisiones soberanistas, pacifistas, con fundamento, con memoria, con resistencia, con visión estructural y de futuro.

Que le vaya muy bien compañero Andrés Manuel, que descanse, ame y goce. Que los maravillosos estímulos de la naturaleza, que usted sabe bien apreciar, reconforten su existencia. Sé que habrá agradables tardes en las que sus pulmones se llenarán de la satisfacción de haber cumplido su función social e histórica como líder social, la cual seguirá cumpliendo esté donde esté y vaya a donde vaya.


Yo estaré recordándolo, contenta de que haya sido mi presidente.

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