Cártel inmobilario y dos nuevas eras

Columnas Plebeyas

¿Te imaginas comprar un departamento con los ahorros de toda tu vida y que termine siendo un fraude? 

La corrupción inmobiliaria en la alcaldía Benito Juárez, CDMX, fue un secreto a voces desde el 2010, cuando los distintos barrios, colonias y pueblos originarios fueron inundados con edificios de vivienda que llamaban la atención a simple vista. Desde ese entonces y hasta 2018 este tipo de construcciones no hizo más que crecer hasta convertir la alcaldía en un caos urbano. 

En el 2020, tras una denuncia ciudadana, comenzó una investigación que destaparía la red de corrupción en la que funcionarios, empresas constructoras y notarios públicos se organizaban para levantar ilegalmente más pisos que los que se tenían permitidos, todo esto a cambio de jugosos sobornos en efectivo y departamentos de lujo.

La corrupción ha sido de tal magnitud que se confirmó la existencia de 264 pisos construidos fuera de la ley, lo que representa un negocio de más de siete mil millones de pesos. Esto mientras familias enteras invertían todo lo que tenían (y más) en tratar de tener una vivienda.

Las consecuencias del cártel inmobiliario sobre sus víctimas han sido terribles: especularon con la vivienda, congestionaron las vialidades e introdujeron a la ciudad en dos nuevas etapas que serán muy difíciles de superar.

La era de los ricos informales

Durante mucho tiempo ha rondado en el imaginario colectivo la idea de que las personas que habitan en una vivienda irregular o informal son pobres. Esto debido a que sus viviendas suelen estar ubicadas a la orilla de un río, en una barranca o invadiendo un predio destinado a otro uso. Tras el paso del cártel inmobiliario por la Benito Juárez esta idea ha quedado atrás, ya que por lo menos mil 400 departamentos con costos que rondan los cuatro y 12 millones de pesos se encuentran en estado irregular. Sus habitantes sufren de incertdumbre jurídica, falta de servicios y construcciones de mala calidad.

La era de los frágiles edificios nuevos

Cuando alguien se muda de edificio en la Ciudad de México lo primero que le preguntamos a nuestro casero es la fecha en la que se construyó el inmueble. Esto con el objetivo de saber si fue construido antes o después del sismo de 1985, año a partir del cual se hicieron más estrictos los reglamentos de construcción para los nuevos edificios, consecuencia del terremoto del 19 de septiembre. Si el edificio fue construido después del 85 había la certeza de que era seguro. Aquella era podemos darla por concluida, ya que en el sismo de 2017 gran parte de los edificios que resultaron dañados o que colapsaron tenían menos de 10 años de haber sido construidos.

Piensen sólo por un momento en el riesgo que representa que en una ciudad con suelo sísmico se construya una estructura con 100 departamentos, cuando fue diseñada para alojar 60.

Este escándalo de corrupción ha causado reaccciones de propios y extraños, ya que incluso miembros destacados del Partido Acción Nacional (PAN), como Margarita Zavala, diputada federal; Xóchitl Gálvez, senadora, y el expresidente Felipe Calderón han denunciado estos actos de corrupción.

La lista de personas involucradas es larga e incluye a dos familiares de políticos, seis colaboradores cercanos y al exalcalde Christian Von Roehrich, quien después de cinco semanas prófugo fue capturado intentando cruzar la frontera, caracterizado, según él, como migrante indocumentado. La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México continúa reuniendo pruebas de familias defraudadas, constructoras y funcionarios de esta alcaldía, quienes brindan sus testimonios para dar con los responsables.  

Esta historia apenas comienza y el futuro no luce muy prometedor para quien ha buscado hacer negocio con el patrimonio de la gente.

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